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Moros y Cristianos Ibi

Los festeros ibenses tenemos nuestra cita lúdica primaveral con la celebración del Avís, precedido casi siempre de eventos y circunstancias cambiantes de un año para otro. Esta vez finalizamos el mes de abril con la aprobación del nuevo Reglamento de las Fiestas de Moros y Cristianos, respaldado por la asamblea de la Comisión en pleno. Se trata de un texto sobre el que se empezó a trabajar hace muchos años, pero cuya necesidad se puso en evidencia tras la Vuelta al Castillo de 2011, cuando faltaron cinco abanderadas. Desde entonces, el Presidente de la Comisión y su equipo consideraron necesario imponer una obligación clara y escrita para todas las Comparsas: presentar Abanderada.

Nada más iniciarse el mes de mayo, el día 3, tuvo lugar la entrega de los premios del XXXLV Concurso Fotográfico de Moros y Cristianos, como de costumbre, en la Ermita de San Vicente, acto al que asistieron Capitanes, Abanderadas, representantes municipales, de la Comisión, de las comparsas y público general.

Al día siguiente, viernes 4 de mayo, casi todas las Comparsas celebraron sus correspondientes asambleas, con un orden del día que no por conocido es menos interesante. El Avís es un día de suma importancia y todos desean que no haya fallos, en especial los Capitanes y las Abanderadas, que son presentados oficialmente al día siguiente, junto con los restantes presidentes, delegados y equipo de la Comisión de Fiestas. El acto se demoró algo más de lo previsto al anunciarse el nombramiento de Paco Santonja como Festero de Honor. Paco pidió permiso para romper el protocolo y leer un interesante discurso.

Otro detalle que merece la pena destacar de esta presentación de cargos fue el nombramiento de dos mujeres como Sargentos de Tiro, hecho que podemos calificar sin duda alguna como histórico. Una vez más Enrique Montesinos insistió en animar a las mujeres a integrarse de forma definitiva como festeras activas en sus respectivas Comparsas. El acto tuvo un fin de fiesta atípico: un grupo de incombustibles organizó a través de Facebook una cena posterior a la presentación que, al parecer, fue un éxito. Por su parte, los Guerreros celebraron su tradicional Fiesta, que este año cumplía su 25 Aniversario.

El viernes 11 de mayo, los festeros Mudéjares y Mozárabes fueron los encargados de trasladar la imagen de la Virgen desde el Asilo hasta la Iglesia de la Transfiguración, acompañados de la Banda de la Unión Musical de Ibi, autoridades, cargos festeros y muchísimo público. Es el prolegómeno religioso de un día festivo como pocos se conocen dentro de ámbito de las localidades que celebran Fiestas de Moros y Cristianos, al que no le falta detalle y que no deja hueco para el aburrimiento ni la tristeza.

La pincelada de simulación bélica la encontramos de madrugada, pues son los disparos de arcabucería de los Almogávares, desde el Cerro de Santa Lucía, los que se encargan de anunciar a toda la población los primeros claros del día grande. Apenas un par de horas después se inició la concentración de festeros, Capitanes y Abanderadas a las puertas de la Casa Consistorial para, junto con las autoridades, acudir a la Santa Misa en la Iglesia de la Transfiguración del Señor. Al acto religioso le sucede uno completamente lúdico y desenfadado: es el tradicional almuerzo que celebramos todos los festeros en la Glorieta de España y que constituye uno de esos momentos que se graban de forma indeleble en la memoria de los más jóvenes.

Otro de los momentos especiales, originales, exclusivos, que tiene nuestro Avís es, sin duda, el Concurso de Cabos, que este año cumplía sus 50 ediciones. Se trata de un concurso exigente para los cabos y para las escuadras, donde se tiene en cuenta hasta el más mínimo detalle del vestuario, del armamento, de la forma de desfilar, … no es nada fácil. Este año el ganador por el Bando Cristiano fue Pepe Ferri, de los Contrabandistas (quién exclamó cuando le di la enhorabuena «Ja era hora!») y Rafael Miró Sánchez repitió por el Bando Moro. En el apartado de escuadras, la ganadora por el Bando Cristiano fue la de los Almogávares y por el Moro la de los Chumberos.

Antes de irnos a comer, el equipo de la Comisión de Fiestas fue citado ante el monumento de la Plaza de la Iglesia, para hacernos una foto en conjunto en el que para muchos será el último Avís que celebren como tales. Personalmente es el tercer mandato presidencial que vivo como Cronista de Fiestas y espero que sea el último. Nueva personas con nuevas ideas nos sustituirán para hacer las cosas mucho mejor, sin duda.

La categoría de nuestro Avís ser percibe y se plasma en el acto de la Entrada. De forma muy compacta, sin apenas parafernalia, con la música justa, con los atuendos oficiales de cada Comparsa, frente a un público totalmente entregado, los festeros de ambos bandos realizan ese mágico trayecto, que se nos hace corto, entre la Avda. Joaquín Vilanova y la Plaza de la Iglesia. Días después del Avís, conversando con Eduardo Payá, el Capitán Cristiano, le pregunté qué destacaría él del Avís, y, casi sin apenas pensarlo mucho, me dijo que la forma con la que se sintió arropado por el público fue lo más emocionante. Sin duda un desfile memorable, dada la presencia de Abanderada en todas las Comparsas, y … ¡no se puede pedir más!

Tengo por costumbre esperar la llegada del Capitán Moro a la Plaza de la Iglesia, pues en ese momento se vive uno de esos instantes peculiares, irrepetibles, idéntico cada año pero diferente a la vez. Me refiero a la transformación que sufre la Plaza, que pasa de la algarabía del desfile a la solemnidad de la Procesión. El bullicio deja paso al silencio y poco a poco se forma una columna de festeros que culmina con la imagen de la Virgen, acompañada de las autoridades en su retiro al Asilo de Ancianos de San Joaquín, donde quedará custodiada hasta el año próximo.

Terminado el guión oficial de actos, queda lo que cada uno quiera añadir. Desde que el Avís se celebra en sábado, la fiesta continua en todos los zocos y los festeros dan rienda suelta a su alegría hasta que el cuerpo aguanta (unos aguantan más que otros). Es el colofón de un día perfecto.