Mozárabes

En noviembre de 1981 nace el embrión de esta Comparsa que aprueba la Comisión de Fiestas el 4 de diciembre de ese año. Refiere su nombre a los pobladores de la península ibérica que tras la invasión árabe conservan la fe cristiana.

La Bandera es donada por D. Francisco Torres Gallud y Dª. Amparo Payá Rico, Madrina de la bendición. La Primera Abanderada es Dª. Pilar García Martín en el año 1982. Su Primer acto de Comparsa fue la “Creuá” celebrada el 25 de octubre de 1981, y el primer Capitán D. Pascual Chamorro Castilla.

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Cuando llega septiembre percibimos algo de aquello que nos fue consustancial, la convivencia multisecular de tres culturas.

Vicent García i Pascual

Si las referencias a nuestra Fiesta, con ese perfume a medioevo nos hacen soñar con ese ambiente de tolerancia que un día existió en los territorios árabes, con el sabor a medina toledana, sin duda, el nombre de esta comparsa aún nos lo evoca con mayor intensidad, llena de formas nuestra fantasía, planea nuestro inconsciente colectivo con la frente curtida por vientos areniscos, se imbrica fácilmente con los dos pilares culturales que ficción y realidad nos invocan como propios. Es un latido exánime que se resiste a detenerse en el cofre de un pecho secular. Apenas unas pocas piedras nos testifican que existiesen en estas tierras, pero, no obstante, forman parte de nuestro patrimonio cultural, sin ellos el escenario medieval sería incompleto.

Seguiré, para esta comparsa, en parte, lo ofrecido por ellos mismos, casi siempre en las páginas de la revista festera. Una comparsa que llegaba a Ibi destinada a aportar un estilo propio, no en el rito porque desde siempre fueron rigurosos y escrupulosos, a pesar de las sospechas iniciales que pudiese haber levantado su juventud en el momento de la fundación, sino en lo accesorio, en los adimentos que rodean la Fiesta, en su mimo hacia los niños y los más jóvenes, en sus explosivos fines de fiesta, etc.

No se trataba de una idea nueva, dicen sus componentes, cuando en el mes de noviembre de 1981, tras varias reuniones más o menos nutridas, se acuerda convocar una general, con el fin de consolidar el proyecto, darle forma e incluso proveerlo de nombre y Junta Directiva. Digo que no era una idea nueva porque hacía ya varios años que se andaba gestando, mediante charlas entre amigos, conocidos, en fin, se estaba asistiendo a la germinación de una semilla bien implantada y regada abundante y repetidamente.

Llegada la mencionada reunión, el nombre que allí se decide es el que hoy tienen: “Mozárabes”, nombrándose la primera Junta Directiva, que está compuesta por los siguientes nombres: Francisco Victoriano Pastor Rico como Presidente, Rafael Palacios García como Delegado. Y para el resto de cargos y vocalías a José Pascual Devesa Alcaraz, Alejandro Marín Martínez, Pascual Chamorro Castilla, Juan Sicilia Monzonís, Juan Carlos Martínez Montilla, Jaime Aracil Juan. Juan Francisco Torres Payá, Ricardo Vicedo Moltó, Antonio Serrano González, Juan Carlos Albert Ferre y Rafael Sanjuán Esteve.

Con fecha 4 de diciembre, se celebra una Junta de Gobierno en la Comisión de Fiestas, en cuyo orden del día figura la petición para que se apruebe la fundación, mediante una carta dirigida a tal organismo. Ese mismo día queda aprobada la constitución de la nueva comparsa, debiendo abonarse el depósito que los estatutos determinan.
La comparsa escribe un artículo para su toma de contacto en la revista de fiestas, ya en el año 1982, allí especifica cómo el apelativo “Mozárabe”, procede del término “Mustacrib”, que significa “arabizado”.

En términos generales tal acepción viene a referir aquellos pobladores autóctonos que conservaron su fe y sus costumbres, tras la colonización o conquista musulmana, según qué autor presente el acontecimiento. Los “muladíes” son, por el contrario, los nuevos islamizados. En realidad durante muchos años, ambos conceptos se yuxtapusieron y resulta bastante imprecisa su demarcación, como no sea en específicas comunidades cristianas muy bien definidas, como pudieron ser las de Toledo, Sevilla, Mérida, etc., en las que, según las voces de la comparsa, seguían aplicando el “Liber Luchiciorum” de Recesvinto. El nuevo orden fue tolerante con estas comunidades cristianas, las cuales debían abonar un tributo a cambio de esa relativa libertad.

Lo cierto es que, con el tiempo, la islamización fue total en la demarcación musulmana de la península ibérica, unas zonas antes y otras después se fueron integrando en la nueva sociedad, además los nuevos dirigentes no siempre fueron tan tolerantes, ni la convivencia tan ejemplar como al principio y como hoy hemos idealizado.

Escasa fue la población mozárabe registrada en el territorio que abarca la demarcación alicantina, en las páginas de historia local ya me refiero a ello, el cristianismo ni mucho menos se había generalizado en la zona, y cuando llegan los colonizadores, seguramente bereberes, se encuentran amplios territorios despoblados y, aquellos que cuentan con cierto número de pobladores autóctonos, generalmente se tratan de población aculturizada que suele integrarse fácilmente en el nuevo orden y en las nuevas comunidades, para disfrutar así de las ventajas que ello les supone. Denia, Elda y algunas localizaciones más o menos disgregadas son los honrosos reductos mozárabes de nuestro territorio. Amén de alguna presencia de bandidos mozárabes o grupos descontrolados que probablemente actuaron por estos lares.

Los Mozárabes de Ibi, quieren simbolizar en su traje y en su iconografía, lo expuesto hasta el momento. En ese contexto expresan:

En nuestro escudo se observan tres elementos que expresan el carácter de la comunidad mozárabe:

Sobre fondo azul, una cruz blanca que nos indica el marcado sentido del cristianismo de los mozárabes, que les llevó, incluso al martirio voluntario en defensa de su fe y posteriormente a la propia lucha militar.

Sobre la cruz, y no por ello le quitaremos significado a este elemento, una espada cristiana campea sobre un alfanje moro. Esto señala el carácter arabizado, pero siempre imperando lo cristiano, y el carácter guerrero que acabó por adquirir esta comunidad en defensa de su religión.

En cuanto a su traje, además de los símbolos que acabamos de mencionar, sólo se le añade un escudo en la cruz que representa la cabeza de un águila.
El traje se elabora según un dibujo original de José Rico García, consta de una túnica azul recorrida por esa cruz blanca, en cuyo centro se encuentra el escudo con esa cabeza de águila, una cota de mallas y un correaje de cuero con una pequeña bolsa colgada al cinto y una capa blanca. En sus muñecas los manguitos, y sobre la cabeza, casquete de acero. Botas de media caña.

La nada desdeñable cifre de 47 componentes, se reúnen en el mes de octubre, para acometer el primer acto como futura comparsa, según el siguiente programa enviado a cada uno de ellos:

NEW COMPARSA MOZÁRABES

IBI

Amigo Mozárabe:

Por la presente se te convoca para el próximo domingo día 25 de los corrientes, para realizar los actos de la 1ª Creuá de la Comparsa.

El guión de actos a seguir es el siguiente:

A las 11’30 horas, concentración en el Bar Continental, para realizar un pasacalle por el pueblo.

Sobre las 14 horas, comida en el “Conti”.

Después de comer, realizaremos un nuevo pasacalle por el pueblo, y al terminar “y si la banda de música quiere”, -“tots al fútbol”- y ha fe propaganda de la comparsa.

THE PRESIDENT Y SUS SECUACES

El sábado anterior a l’Avís, se vuelven a reunir los futuros Mozárabes, a fin de celebrar una cena, habida cuenta que la presentación del traje se aparcaba hasta el mes de septiembre.

El cargo de Abanderada fue aceptado por Pilar García Martín que, con el apoyo incondicional de su familia, iba a ser la primera de la comparsa.

Durante los días de Novena inmediatamente anteriores a la trilogía, se bendice la bandera que es donada por Francisco Torres Gallud, siendo su esposa Amparo Payá Picó, madrina de la misma.

No quisieron hacer su primera aparición en la Diana, reservándose para el momento de la Entrada. Luis Satoca, hizo una crónica de toda esa pequeña, pero intensa y particular epopeya, que había dado como resultado, ese preciso instante en que el producto de ilusiones, sinsabores y ansiedades se sustanciaba en la calle. Una comparsa, cuyos componentes tenían unas edades que oscilaban entre los 17 y los 25 años, nacía para Ibi:

“Sinceramente dediqué un aplauso a esa juventud que supo superar todas las trabas y montar el espectáculo que nos estaba ofreciendo, y en ese aplauso incluía a la abanderada que supo dar parte de su vida a su hermana, para que también ésta tuviera alegría y ganas de vivir”.

Guardo, como curiosidad, una nota de régimen interior de esta comparsa procedente de aquellos primeros años, dice, entre otras cuestiones:

Nota: Todo lo relativo al zoco (comidas, cervezas, horarios de orquesta y del mismo zoco, etc.), será marcado exclusivamente por los furrieles. Salvo orden en contra de ellos, os adelantaremos que la orquesta terminará a las 4 y hasta las 5 habrá discos. A las 5 se cerrará el zoco para preparar, ya que a las 7 estará el desayuno del próximo día.

La vestimenta de los 3 días será de zapatos, calcetines, casaca y malla de cabeza. Excepto en la Procesión que será totalmente uniformado y en la Entrada según escuadras.

Los cabos deberán informar a su escuadra la uniformidad a llevar y el lugar donde se colocarán según sorteo que se hará con ellos.

La “Creuá” del segundo año no dejó un buen recuerdo para esta joven comparsa. Un coche mal aparcado en la Plaza de la Palla, motivaría una enorme disputa con los guardias municipales, hasta tal punto que Francisco García Martín “Quico Colometa”, Delegado, sería conducido y encerrado en el retén municipal. Hasta allí acudiría casi la totalidad de la comparsa con el propósito de deshacer el entuerto, lo único que se consiguió es un nuevo rifirrafe, en el que tuvo que intervenir hasta la Guardia Civil, el concejal José Antonio Moya y el Presidente de la Comisión.

Como consecuencia de todo ello, 15 miembros de la comparsa fueron amonestados y sancionados con 5.000 pesetas, en las dependencias del Juzgado, siendo juez Ricardo León Sanjuán y fiscal José Guillem Verdú, bajo la acusación de “Alteración del orden público”. El Delegado sería juzgado en Alcoy, siendo juez, precisamente el conocido erudito de la Fiesta alcoyana José Luis Mansanet Ribes

En 1986, cuarto año de la fundación, el año en que por vez primera se hace la Ofrenda de flores en el Monumento a los Moros y Cristianos, tras tres años de polémicas, acometen la primera Capitanía, un extraordinario reto asumido por todos y cada uno de sus componentes y personalizado en uno de sus jóvenes fundadores, Pascual Chamorro Castilla, al que tuve la satisfacción de acompañar como Embajador, haciéndole la Entrega de llaves mi hijo Alejandro, curiosamente y según los criterios de la Comisión en aquel entonces, vestido de Masero, para simbolizar que tal entrega la hacían los lugareños.

En la semblanza se decía de Pascual: Joven Capitán de una comparsa joven, respira ilusión cada vez que viste el traje de la misma.

Ni que decir tiene que la extraordinaria concentración de jóvenes, hizo que desde el principio fuese una de las comparsas, con clara preferencia en la elección de destino de las escuadras especiales femeninas, aunque es en 1990 cuando en l’Avís y en el desfile de la tarde, aparece una escuadra mixta de hombres y mujeres oficiales, con seis de ellas, luciendo, eso sí, idéntico traje. Era un escaso pero prometedor inicio que, desafortunadamente, no vino correspondido con sus expectativas, ya que, al igual que la mayor parte de las comparsas, cuenta hoy en día con una exigua participación femenina oficial, representada por dos componentes.

Dos años después, les corresponde la segunda Capitanía, asumida por Alejandro Marín Martínez, hijo del que años después sería Festero de Honor por la Comparsa Guerreros. Estrena para cubrir su espalda en la Entrada, la pieza “Alejandro Mozárabes 92”, escrita por el miembro de nuestra Unión Musical, Ernesto Nadal Eixerés, el cual en la Exaltación Festera de 1993, toma la batuta del director Benedicto Ripoll Belda, y dirige la pieza en el concierto final de tal acto.

La Abanderada iba en aquella Entrada, en una carroza, inmediatamente detrás de la del Capitán y de la escuadra de sus amigos. La estadística de los Mozárabes fue la siguiente: 5 escuadras oficiales y 3 especiales masculinas, 1 escuadra de chicas oficiales y 3 especiales, todo ello acompañado por 7 bandas de música.

Decía la crónica: Alejandro Marín saldría en una carroza con dos caballos alados, en la que se erguían tres generaciones, el Capitán, su padre y su hijo. El carretón de las armas y la tienda de franjas azules completaría el paso de la Capitanía. Ante el Ayuntamiento le esperaba el jovencísimo Alcaide del Castillo, Embajador Cristiano, Ricardo Mora, para romper el fuego en su primer acto público.

En el año 1994 recibían el galardón a la mejor comparsa del bando cristiano.

Existe una hermosa iniciativa acometida en 1996, que es la “Creuá infantil”, en sus propias palabras: Con el fin de inculcar desde pequeños, el orgullo de pertenecer a una comparsa.
Fue un éxito extraordinario en el que los más pequeños se sintieron protagonistas exclusivos, con todos los perfiles y aspectos de una verdadera “Creuá”: Concentración en el local social, desfile con banda de música por las calles de la población y almuerzo.

En aquel primer año también se visitó el “Museo de la Fiesta” y el “Casal Fester”, explicándoles los ámbitos y mecanismos de decisión, así como las atribuciones de los distintos cargos. Concluyó la jornada con un concurso de cabos en el que participaron todos los asistentes.

Persiste este hermoso acto en la actualidad. El 26 de abril de 1998, el mismo día en que la Comisión de Fiestas, hace su ensayo de cabos de escuadra para l’Avís, esta comparsa celebraba la tercera “Creuá infantil”, también con su concurso de cabos de escuadra. Tuve la satisfacción y el enorme placer de colaborar como jurado en tan peculiar y hermoso concurso. Puedo asegurar que el amor conque esa enorme masa de pequeños, visten el traje mozárabe, es verdaderamente conmovedor e ilustrativo. Espero que, no sólo persistan en la organización del acto, sino que cunda el ejemplo.

La jornada completa, comienza a las 9 en el local social, ubicado hoy en día, en la Plaza de la Palla, 8, antiguo edifico de la Caja Rural Cooperativa Agrícola, y finaliza a las 13 horas en el mismo lugar.

Pero demos un pequeño paso atrás, para especificar la estadística de 1997, como he venido haciendo en todas las demás: 7 escuadras masculinas con 84 hombres, 21 personas de boato, en total 105 integrantes, acompañados por 4 bandas e incluyendo 2 caballos.

Uno de los aspecto más característicos de esta comparsa, son sus desenfadadas noches de zoco, con ambiente de discoteca (cañero), y abierto a todo el mundo, con ello consiguen buenos beneficios para sus arcas, y la dinámica que ellos eligen para sentirse a gusto. De todo hubo, evidentemente, quien los criticó descarnada y descalificadoramente, y quien se apresuró a copiarlos. Sea como fuere, los años, las circunstancias y los conceptos de diversión cambian, es difícil convertirse en intérprete del bien y del mal, y quien pretenda arrogarse tal papel, puede, finalmente, verse desmentido con el tiempo. Una cosa es evidente, como ya dije antes, siempre fueron cuidadosos y rigurosos con la liturgia de la Fiesta. Muchos de sus componentes pusieron su grano de arena en la Comisión y en distintos ámbitos de nuestros Moros y Cristianos, como es el caso del último Capitán, hombre comprometido, de gran carisma, no sólo entre los miembros de su comparsa, en la que colaboró, prácticamente, en cuantas cosas e iniciativas importantes acometió.

Pero, en fin, el relato de esta última Capitanía, creo merece un cierto detenimiento, no en vano es la última que asumirán los Mozárabes en este siglo. Se puede afirmar que la Comparsa se vestía de gala en este año de 1998, para colocar a un especialísimo Capitán al frente de la misma, Francisco Victoriano Pastor Rico, conocido por todos los que le apreciamos, legión debo decir, como “Pastu”.

Este hombre que ya fue Presidente de los Chumberos a los 17 años, y desde entonces no cejó en su constante colaboración con todo cuanto le rodeaba referido a la Fiesta, sin duda es el “alma mater” de esta comparsa, impulsor, de sonrisa franca y abierta, entregado, llenando cada espacio con una enorme y providencial simpatía. Un Capitán de lujo para una comparsa que se ha puesto a volar hacia las estrellas.

En la Exaltación festera, la Unión Musical incluye en su repertorio, la pieza “Mozárabe Revert”, especialmente dedicada a este Capitán, bajaría por el pasillo con la pieza “Ix el cristiá”, la misma que le acompañó en la Entrada.

Digo en la crónica: Apuntó rigor y espectáculo. La cristiana, disponiendo apuntes cristianos y árabes, para no olvidar el carácter relativamente híbrido de su historia. En la misma carroza del Capitán, se erguían, a la derecha familiares con atuendos cristianos y a la izquierda moros. Gran presencia de la “Cruz de Peñalba”, donada por Ramiro II en el año 940 y que identifica la comunidad que hoy da nombre a la comparsa.

En la Entrada se reparten unos folletos con explicación de la historia mozárabe. Explicando la simbología de los distintos iconos que aparecen en el desfile, como por ejemplo la mencionada cruz, de la que cuelgan las letras Alfa y Omega, cuyo significado es el de Cristo como principio y fin de la humanidad.

Pero lo que ellos apuntan como más genuino del arte mozárabe, es la copia e iluminación de libros, destacando como más importante el Beato de Liébana, monje que escribió a finales del siglo VIII, unos comentarios al Apocalipsis y al Libro de Daniel.

Ese año volverían a recibir el premio que los distingue como mejor comparsa del bando cristiano.

Acometen una serie de cambios en su atuendo, fundamentalmente en lo que se trata a armamento. El casco tradicional va a verse sustituido por otro, en el que seguramente se hará constancia de ese aspecto híbrido a que me he referido. Los Mozárabes siguen su destino embarcados en una hermosa nave azul, cual es el color de su Comparsa, se hermanó, apenas nació con los Almorávides y hoy, debido a las exigencias estatutarias, en materia de nuevas incorporaciones, lo está con los Mudéjares, la más bisoña del bando moro, aunque sólo en el tiempo, es cierto. Venciendo el siglo, habrán consumido una etapa de su historia, y comenzarán otra en la que esa filosofía de cultura híbrida, parece imperar en su seno. Aún las Fiestas de Ibi esperan y necesitan mucho de ellos.

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