Piratas

Curiosamente, los Primeros “Piratas” fueron los componentes de una Escuadra que participaba con ese nombre en la Comparsa “Contrabandistas”.

Decidieron crear una Comparsa de Moros en al año 1947, a la que bautizaron con el como “Piratas Berberiscos”, emulando las luchas en las que participo nuestra villa contra las naves piratas a lo largo de los siglos XVI y XVII. En mayo de 1961 se bendijo su Primera Bandera, actuando de Madrina su Abanderada Dª. Conchi Rico, Su Primer Capitán fue D. Francisco Orts.

Recientemente celebraron su Cincuentenario, con ese motivo editaron un disco compacto con el titulo “Fundadors”, estrenando la “Canción del Pirata”, una tonadilla trasmitida oralmente a la que dieron letra y música para otorgarle el rango de “Himno”.

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Por esas cuestiones indescifrables de la vida, no es muy abundante no que aparece en las revistas y otros órganos festeros, aparte de lo ofrecido por Joaquín Sanjuán Verdú, respecto esta comparsa que durante buena parte de nuestra historia festera, fue la más numerosa de nuestras Fiestas y, quizá, en parte, la que ofrecía más evidencia referencial de la estética específica del bando moro en nuestra localidad. Los Piratas, con sus chilabas y sus talantes desenfadados, galvanizaban y cautivaban a los jóvenes ibenses, atrayendo siempre un mayor número de adeptos que las restantes, con lo que su capacidad de maniobra y generación de recursos era muy superior a las demás; con ello, de algún modo, las crisis les repercutían más bonanciblemente, como consecuencia, el resto del bando moro, durante años miraron hacia esta comparsa. En los años 50 y 60, cuando algún forastero pensaba en las fiestas ibenses, sin duda, la imagen de la Comparsa Piratas era la que con mayor intensidad aparecía como secuencia referencial.

El mencionado Joaquín Sanjuán Verdú, a la sazón primer Presidente, cargo en el que permaneció nada menos que nueve años, adalid y uno de los impulsores más fecundos, publicaba en 1982 un artículo en el que intentaba esclarecer el origen del nombre y su filiación histórica.

En aquel artículo, incluso, se remontaba a la nación bereber o Berberia, como se la denominó durante siglos, prácticamente abarcaba todo el norte del continente africano. Como ya hemos visto, bereberes fueron, en gran parte, los componentes de los ejércitos de Abd-el-Azid, el general africano que hizo el pacto con Tudmiro, hijo del famoso Muza, gobernador que ya impulsara la conquista peninsular en los inicios del siglo VIII de nuestra era. Bereberes fueron los colonos que se establecieron en gran parte de las montañas levantinas, y bereber es el origen de la mayor parte de las etnias que engrosan los Almorávides, los cuales ocuparon una gran parte de los territorios peninsulares, incluyendo la porción concreta de nuestras comarcas.

Pero fundamentalmente conocemos los Piratas Berberiscos, como los corsarios que, con mayor frecuencia e incidencia en el siglo XV y XVIII asolan y aterrorizan nuestras costas. No fueron los únicos, como ya vimos en capítulos dedicados a la historia local, participarían de tal actividad tan lucrativa Genoveses, Portugueses, Argelinos, Turcos,etc. Pero sí que serían los más pródigos y probablemente los más sanguinarios. Pero, fundamentalmente, aquellos con cuyas actividades nuestra población estuvo más implicada.

El siglo XVI también fue prolijo en incursiones de piratas, Polop, despoblado en la Guerra de las Germanías, se había convertido en excelente refugio para ellos. Hubo incursiones en contra de Alicante en 1525, 26, 29, 38, 46, 50, etc. En el Algar los piratas se abastecían de agua. Los cristianos establecieron un sistema de comunicación y nexo entre castillos y poblaciones, por medio de hogueras en los puntos más altos.

Estas poblaciones de la montaña alicantina han de acudir una y otra vez, con el fin de ayudar a la protección de localidades costeras como Altea, Villajoyosa, Benidorm, El Campello, Alicante, etc.

En nuestra declaración como Universidad, los Síndicos ibenses intentan que el Rey se pronuncie en el sentido de que, los milicianos ibenses sólo tengan la obligación de acudir a la defensa de Alicante, habida cuenta de lo oneroso y dificultoso de auxiliar a las más lejanas poblaciones. No prosperaría, el Rey necesita de todos los brazos, tan sólo pronunció
una tibia disposición, mediante la cual tendría en cuenta la situación geográfica en el futuro.

Los moriscos, ausentes de nuestra comarca desde el siglo XIV o principios del XV, acosados por la política coercitiva de los “austrias”, debiendo soportar un estado marginal y un criterio fundamentalista de la sociedad cristiana, cada vez se sienten más cercanos a aquellos piratas que hablan la misma lengua o similar y tienen los mismos conceptos religiosos. En muchos casos les ayudan en sus desembarcos, les hacen señales desde tierra, engrosan sus filas, les amparan. Después de la expulsión de 1609, los bajeles de piratas berberiscos, traen una buena parte de su tripulación integrada por antiguos moriscos, es decir la población autóctona de nuestra tierra.

Pero, en fin, dicho esto, los Piratas ibenses quizá poco tengan en común con aquellos, probablemente son, o fueron en un principio, irreductiblemente belicosos también. Cuando nace esta comparsa, las fiestas ibenses inician la costumbre o el hábito de formar escuadras especiales para complementar y dar color a sus respectivas comparsas. Aún no había llegado la eclosión extraordinaria de próximos años. Las que existían estaban localizadas y se repetían incluso cada año, es el caso de los “Piratas”, escuadra especial que formaba en las filas de la recién incorporada comparsa de Contrabandistas.

Los integrantes de tal escuadra se jactaban de haber sido partícipes en impulsar la “Nit de l’Olla”, primero “els Soparets”, después la evanescente y púrpura velada que todos aún conservamos en el recuerdo, más tarde un “ninsesabe”, muy divertido, es cierto, poco ortodoxo quizá, pero que ha entroncado en nuestra Fiesta y forma parte de ella, para desesperación de algunos, retozo y regocijo de muchos.

Durante los años 1944, 45 y 46, esta escuadra estuvo integrada en la mencionada comparsa, pero existía entre sus componentes una mal disimulada inquietud que llevó a los dirigentes festeros, a alentarlos con el fin de que crearan una nueva comparsa mora, ello nivelaría los bandos, puesto que en aquel momento existían tres cristianas y dos moras.

Es en 1947, cuando hacen su primera aparición. Piratas hoy en día, es una derivación por asimilación de un nombre que, en realidad, no fue propuesto. Nace con el nombre de “Moros Berberiscos”. Los Piratas siguen siendo una escuadra especial, probablemente seguirían saliendo otra escuadra de piratas en los Contrabandistas, cuyo atuendo de pirata antillano se asimilaba sin demasiado rubor a la estética de esta comparsa. En la década de los cincuenta, a pesar de la creación de los Moros Berberiscos a partir de la escuadra de Piratas Contrabandistas, aún salen otras escuadras de piratas en sus filas.

En la revista de fiestas de 1949, viene una fotografía del barco, sus integrantes con tal atuendo antillano, y en la revista de 1950, refiriéndose a las fiestas de 1949, observamos una escuadra de piratas y otra de “piratetes”, con una calavera en el pecho, un turbante cónico alto y pantalones bombachos.

El citado Joaquín Sanjuán nos habla respecto el encintado costero de “torres vigías”, cuya función era vigilar la llegada de los piratas. A modo anecdótico nos recuerda la vieja cancioncilla de trilla que dice así:

“Per la serra de Ibi a Xixona
venen jovens donçelles
fuchint dels Pirates
se busquen parelles”

Expresa además la fundación del protectorado de Argel, dependiente del sultán turco Solimán “El Magnífico”, por los Hermanos Barbarroja que, en su actividad corsaria, llegaron a reunir más de 20.000 cautivos.

Tales piratas no usaban chilabas, es cierto, pero de lo que tibiamente pueden inferir de sus atuendos, lleva a la comparsa a determinar una preeminencia de tonalidades amarillas, el uso también del color verde en sus guiones y su iconografía, las tres lunas crecientes mirando a la Meca y sobre fondo blanco. Se adopta pues, aquel color para la capa y el verde para la bandera, y al decir del mencionado señor: “Por su origen fundacional en el bando cristiano, la calavera y las tibias, hoy Media Luna, y el puñal en los dientes, por su juventud, lanzamiento y “”rebolica””.

El traje venía complementado por la bolsa rifeña y en principio se decidió usar para la cabeza, una especie de “rollo” sujetapelo, para dar una apariencia más salvaje, pero pronto fue sustituido por el bonete.

En un artículo escrito por la comparsa, conservo el dato de que su primer presidente fundacional fue Vicente Payá García, como secretario se nombró a Joaquín Sanjuán Verdú y como tesorero a Ricardo Picó Risueño, sin embargo, en los datos ofrecidos por la misma comparsa en el Cincuentenario, figura Joaquín Sanjuán Verdú como Presidente y Delegado a los largo de nueve años.

De aquella primera aparición, los Piratas recuerdan con cariño en gran barco construido sobre un camión y que, en la época, habida cuenta del angosto recorrido de la Entrada, causó verdadera sensación, siendo tan precursor de la comparsa como los que en él se montaban.

También se recuerdan con cariño las composiciones poéticas de Rafael Sampons, “Argentino”, que animaban la vida festiva y sus relaciones interpersonales:
“Pa que bullguen els ous, hi ha que posarlos baix la flama”.

Se refería al desaforado debate respecto al cambio de itinerario de la Entrada. En aquella época, como ya dejé mencionado en el anterior libro, al llegar a la Plaza de la Iglesia volvía a bajar por el Carrer Empedrat, después Manuel Soler, para subir por “El Ravalet”. Era lamentable que al llegar a ese lugar la organización inicial del desfile, generalmente se había tornado un verdadero caos. Así que se pensó en seguir por la calle Colón hasta delante del Castillo, situado en el tramo que hay entre el actual Ayuntamiento y la confluencia de “El Ravalet”.

Pero, en fin, existe una cancioncilla que los Piratas han asimilado a su propia historia, fue escrita por este simpático autor, se trata de la denominada “canción del pirata”, dice así:

Lo millor de cada casa
han format una filá
si es creuen que son uns borrachos
estan molt equivocats.

Son la esencia de este poble
y tots son uns anchelets
cuan san chunten, en fadrines
conten cuentos calentets.

Es titulen “Els Pirates”
van en barco y ben armats
ningú podrá desarmarlos
les chiques si volen podrán.

Tal cancioncilla fue musicada por el inolvidable maestro José Carbonell, y durante muchos años ha servido para que los Piratas encontrasen un punto de referencia, un símbolo que los aglutinaba en el buen humor y en los momentos más divertidos.

El prolífico Herminio Calatayud, que nos legó también páginas inolvidables y divertidas de nuestra Fiesta, escribe en 1948 una composición a esos Piratas incorporados a los Moros y Cristianos ibenses, y a su famoso bajel “El Cisne Negro”:

Raudo como una centella
cruza el “Cisne Negro” el mar;
no hay en el cielo una estrella
ni deja en pos de sí huella
que le pueda delatar.

Bajel Pirata temible
que en mil combates triunfó,
el “Cisne Negro” invencible,
luce el pabellón horrible
que la muerte le inspiró.

Temido por Inglaterra
el velero bergantín
alejado de la tierra
cruza el mar en plena guerra
del uno al otro confín.

Su tripulación, compuesta,
de viejos lobos de mar,
siempre a la lucha dispuestos,
jamás lanzó una protesta
mientras navega al azar.

En mil combates curtido,
el berberisco pirata
múltiples veces herido,
nunca jamás fue vencido
ni fue hundida su fragata.

Valeroso el Capitán
a quien llaman por “Patrón”,
lucha siempre con afán,
mientras siguiéndole van
cien hombres de corazón.

Cuando expoliado un bajel
dáse rápido a la fuga
después de matanza cruel,
piratas van en tropel
a la “Isla de la Tortuga”.

Y allí el gran pirata moro
del “Cisne Negro” patrón,
reparte el botín de oro
y acrecienta su tesoro
en fantástico montón.

Y mientras todos sedientos
se embriagan bebiendo ron
cantan y cantan contentos,
lanzando a los cuatro vientos
esta siniestra canción:

De Ibi los dueños seremos,
y pues que de ello se trata,
lucharemos, mataremos,
la sangre derramaremos.
Pero Ibi… ¡Será Pirata!

En 1949, asumen la primera Capitanía, Juan Albero Guillem la personaliza, en ese tiempo quedan emparejados con los Guerreros, con los que habrán de compartir Capitanías hasta el año 1997, en el que las recientes incorporaciones de comparsas romperían ese maridaje festero, no sin tensiones y malestar, habida cuenta que muchos festeros de las comparsas afectadas, valoraban profundamente esos cincuenta años de concurrencia en el cargo. Estas fiestas viven de las tradiciones que el pueblo construye a base de convertir en costumbre, la iniciativa de un día, es por ello que un acontecimiento de este tipo es especialmente traumático.

En 1954, se da la circunstancia mencionada al hablar de los Guerreros, éstos no presentan Capitán, sin embargo, por parte de los Piratas, el compromiso es asumido por Teresa Mariel Picó como Abanderada, y Nicolás Vicente Gisbert Verdú, “El Moreno”, como Capitán.

En la revista de fiestas de ese año figura una “escuadra piratetes”, aunque la misma revista ya los intitula “Comparsa Piratas Berberiscos”.

Cuando llega l’Avís, celebrado el 8 de mayo de 1955, este mencionado señor, “el Moreno”, manifiesta su imposibilidad de acudir a representar a su comparsa, por tener que atender su negocio fuera de la localidad. Nadie en la comparsa se ofreció, en principio, como voluntario para sustituirle, así que hubo de procederse a un sorteo, mediante el cual Carlos García García, asumía tal papel.

El escurridizo Capitán que dio la vuelta, tampoco habría de presentarse en las fiestas septembrinas, creando un verdadero problema. Hubo de aplicarse los gastos de la Capitanía al fondo común y elegir a alguien que lo sustituyese durante la trilogía, recayendo tal nombramiento en Andrés Sabater Tortosa, que meritoriamente representó a su comparsa y a su bando.

Entresaco unas palabras de la crónica de fiestas escrita por Antonio Anguiz, referente a las fiestas de 1956:

“Si del Bando Moro es ya tradicional la variedad del colorido de sus escuadras, especialmente de negros y piratas, qué diremos de su acierto en la elección de los trajes que lucieron en este año especial (25 Aniversario de la Coronación Pontificia); no se conformaron con una o dos escuadras y hubo quien sacó más, a cual más lograda, y típicamente ataviada, las sedas con sus fuertes colores contrastaban con los del maquillaje y el conjunto llamó poderosamente la atención de los espectadores”.

En el siguiente año, los Piratas, los más numerosos de su bando, presentan dos escuadras oficiales y dos especiales.

A los Piratas les correspondía Capitanía en 1958, Francisco Pérez Sirera, Barón de Purroy y Juan Pablo Pérez Caballero, dieron la Vuelta al castillo, pero ninguno de los dos figura como Capitán en las listas de esta comparsa, el segundo falleció precisamente ese año, del primero ignoro la razón por la cual no llegó a cumplir su compromiso, según las listas de la comparsa, sería Capitán ese año, José Martínez Ferris.

Los Piratas en 1960 sacan en la Entrada su tradicional buque-carroza, otra carroza con niños, una escuadra especial de siete componentes y dos más de ocho oficiales.
En el siguiente año, durante los actos del día de l’Avís, se bendice la primera bandera, fueron sus padrinos Matilde Moya Guillem y José Gómez Carbonell. La primera Abanderada en llevarla a sus hombros fue Concepción Rico Pérez, aquel año era también de Capitanía, cargo que recayó en Abdón Ferre Llorens.

La bendición se llevó a efecto momentos antes de la Misa de l’Avís, acompañados de todos los festeros, Capitanes y Abanderadas. En la fotografía de la época, la Abanderada luce un atuendo netamente caribeño totalmente negro.

Los Piratas han tenido gusto en la confección de su valiosa y artística bandera, siendo de desear que no deje de salir ningún año por falta de portadoras. Este punto deben resolverlo nuestras jóvenes, llenando el hueco existente en nuestras fiestas y ocupando así un lugar destacado en las mismas, como abanderadas, acompañantes o formando escuadras en las diversas comparsas; éstas adornadas por las gracias precisas para triunfar y esto les ha sonreído siempre que se han decidido a actuar.

A la hora de la comida, se reunieron con los Piratas representantes de las demás comparsas, simpatizantes y autoridades, cerca de doscientos en total, que con alegre camaradería festejaron a la Patrona, la buena marcha de la agrupación y la consecución de su bandera.

Ese año, por cierto, en l’Avís, se suprime un pasacalle que se había venido haciendo hasta entonces, y se organiza con vez primera la Entrada de la tarde, a través de toda la calle Colón hasta el viejo Ayuntamiento (hoy Archivo histórico), así como también la Procesión con la Virgen pequeña.

En 1964 ocurrieron muchas cosas en la población y en esta comparsa. Son los años en que la Fiesta está abriendo sus alas. El Ayuntamiento ha consolidado una comisión para organizar todas las fiestas locales, entre las que figura como joya principal, nuestros Moros y Cristianos. Era también el año en que el antiguo régimen conmemoraba un evento extraordinario, que vendría a dar nombre a la ampliación de nuestra localidad, la cual se extendía inexorablemente en busca de su futuro hacia todos los puntos cardinales. El Excmo. Sr. Gobernador Civil don Felipe Arche Hermoso, sobre un templete habilitado en lo que hoy es el Ayuntamiento, asistió a un desfile de fervor patriótico, con tractores, motoristas, falangistas, excombatientes y otros, hubo algo verdaderamente curioso y es la congregación de 200 coches SEAT 600, ese vehículo emblemático que definió el ideal de bienestar de una época.

De 150 festeros que existían en Ibi en la edición de 1960, se había pasado a 700 en ese año. Se publica el nuevo Reglamento festero con la firma de un representante de cada comparsa. Por los Piratas firma Francisco Guillem García.

Los Piratas, ese año, asombran a la población , a pesar de la manifiesta oposición del “tío Carrasco”, Alcalde de Fiestas, la Capitanía es asumida por una mujer, Asunción Picó Tortosa, la cual no sólo participó en todos los actos, incluyendo, por supuesto, el disparo, sino que, cerró las hileras de las batallas el siguiente año, asumiendo también el “Cop”. Ese acontecimiento tan especial, tendría su réplica en el bando contrario, ya que la Comparsa Contrabandistas también tendría una Capitana. Pero ahí concluyó la lista de representantes del otro sexo en tal cargo.

El 7 de octubre de 1967, el mismo día en que la comisión de fiestas dispensa un homenaje al anterior presidente, hace lo propio con un miembro de esta comparsa, el cual había sido Teniente de Alcalde, Ramón Domenech Rico, “en agradecimiento a su gran tarea de vigilar y hacer respetar el orden, haciendo con ello agradable la estancia entre nosotros de cuantos nos visitan durante las fiestas”.

En 1968 se inaugura lo que durante muchos años sería el local social en la calle Colón, sede de reuniones, con su bar cafetería.

En el año 1970, en la Asamblea extraordinaria que aquella primera comisión de fiestas, había instaurado con celebración anual en el día de El Salvador, asisten 466 festeros, de los cuales 259 son moros, y de ellos 106 piratas. La comparsa está en plena ebullición, en esa época, por sí sóla, constituye el 25 % del censo. También en ese año comenzó a celebrarse un Concurso de cabos infantil en l’Avís, venciendo un pequeño pirata, Mario Mira que repetiría, además, las dos siguientes ediciones.

La estadística de participación de la comparsa en la Entrada de 1971 es la siguiente:

Escuadra especial chicas: 11 mujeres
Escuadra especial chicos: 9 hombres
Escuadra traje típico: 11 hombres
Banda Beniarrés con timbales especiales
Carroza con peques: 9 niños
Escuadra traje típico: 10 hombres
Escuadra traje típico: 10 hombres
Escuadra traje típico: 11 hombres
Escuadra traje típico: 8 hombres
Escuadra traje típico: 9 hombres
Banda Llanera de Ranes, calabacitas y maderas
En total 71 hombres, 12 mujeres, 19 niños, 2 carrozas y 2 bandas.

Ya en 1972, se celebra el 25 Aniversario de la fundación de la comparsa, aparece, en la revista del siguiente año, un curioso artículo titulado: “Carta que dirigió el Bachaghá de Beni-Tendraka a su amigo Mariano, caid de los Piratas Berberiscos, con motivo de haber participado en el XXV Aniversario”. Concluía tal que así:

“Quiero que saludes en mi nombre, especialmente, a Abdallah “El Sabater”, a Hocine “El Quintín”, a Abderramán “El Mario”, a Beni “Chimeti”, y a éste le dices que lamenté ,mucho su ausencia, al Mobktar “El Alcalde”, por las muchas atenciones que tuvo para conmigo y las “chotas” que llevaba, a El Houcine “El Pina” y Khalfi “Puchero” y a Tarik “El Climent”, en fin a todos los viejos piratas, por lo bien que se portaron conmigo, sin olvidar a los jóvenes cuyos nombres no puedo recordar, porque les recomiendo en esta carta que velen mucho por el engrandecimiento de la comparsa y por las Fiestas de Moros y Cristianos de Ibi”.

Pero ciñámonos a ese 1972, decía Francisco Fau Pla: “Todas las Fiestas de Moros y Cristianos tienen también su noche privilegiada, la Nit de l’Olla. Y a ella las gentes festeras enredan su vida con lo más pintoresco y extravagante, sin el orden, la mesura y la elegancia del brillante desfile del día de l’Entrá. Ese día, esa tarde, es el momento, si queremos seguir definiendo vestidos de corte apolíneo. La noche anterior – Nit de l’Olla – descubre la vertiente dionisíaca, apasionada y desbordante. De pronto, alguien te pregunta: ¿Vas vore anit como anava vestit Lorito? . Y “Lorito”, un año ha sido mejicano y otro rubia descocada con su amigo “Rabosa”, o bien beatle”.

No era Francisco Fau el único que esperaba las apariciones estelares de este reducido grupo de piratas, su alegría y buen humor impregnó muchas noches de trapisondas e ingenio. En fin, intentemos a grandes rasgos, recordar lo que fue ese 25 Aniversario, además de lo dicho la comparsa cambió su traje, la habitual chilaba de rallas asimétricas, daba paso a otra azul con dos cenefas que la recorrían, a un lado y otro del cuerpo y de arriba a abajo. El barco volvió a hacer su aparición. Desfilaron dos escuadras bastante pintorescas, despertando el asombro de los espectadores. Aunque la historia de las mismas, quizá, es algo más sencilla de lo que cabría imaginar, puesto que los Piratas, simple y llanamente, buscaban vestir a dos escuadras especiales y, al no encontrar dos de catorce trajes completos, se les ocurrió la idea de presentarlas con trajes distintos para cada componente.

En 1976 se publican los estatutos de la nueva asociación independiente de Moros y Cristianos, denominada Comisión de Fiestas, por la comparsa Piratas es firmante de la ponencia Joaquín Miralles Guill. En el libro consecuente a la publicación, figura como domicilio social el Bar Colón en la calle del mismo nombre.

Se llega al cénit festero a finales de los setenta, en 1977 se celebra la Capitanía de José Antonio Sanchis Pina, al que acompaña su hija María Angeles Sanchis Pla. Tal Capitanía llegó a un grado superlativo de fastuosidad en la época, quizá fundamentalmente en lo colateral o adyacente a los actos, aunque sin desmerecerlos, puesto que la participación, las escuadras especiales y la calidad musical fueron extraordinarios. No se podría olvidar fácilmente aquella enorme “jaima” erigida en los terrenos, entonces, solares, donde hoy está la “Plaça dels Gelaors”, con capacidad para varios cientos de personas, y en la que la comparsa fue extraordinariamente agasajada y en la que se desarrollaron distintas actuaciones. Aún se escuchan de vez en cuando ecos de los recuerdos que dejó ese año. Más de 180 piratas acompañaron a su Capitán y Abanderada.

En 1982, el Capitán Juan Bornay Vilaplana, al que acompaña como Abanderada su hija Josefina Bornay Sanjuán, regala a la comparsa una nueva bandera y se sustituye el traje, esta vez más rico y completo, basado en una túnica o chilaba roja, con capa damasquinada y turbante de forma ovoide.

Decía el cronista de fiestas de ese año: “Va poder el poble admirar l’extraordinària preparació del sumptuós i orientallísim abillament del Capità, magestuós en grau excepcional, fent honor a l’acte ab una ostentació i un cúmul de detalls més pròxim a la realitat que al simbolisme propi de la Festa…

… Junt al Capità també va ser digne d’elogi la seua Comparsa de Pirates Berberiscs que, ab una gran actuació, va culminar el fet d’haver estrenat nou vestuari”.
En 1988, Benedicto Ripoll Martínez, escribía la marcha “El Pirata Camperol”, como homenaje al Capitán José Torres Cortés que tenía ese cariñoso apodo. La pieza es estrenada en el Concierto anual de la Unión Musical que tiene lugar en el acto de la Exaltación festera.

Existe otra faceta que ha distinguido a esta comparsa de modo muy notable. Ellos se ufanan de ser los primeros en haber instituido el zoco, “la Isla de la Tortuga”, como ya aparece en el poemilla reproducido. Siempre se distinguieron en la preparación de ese habitáculo, en el que se desarrollan todos los momentos que, ajenos a los actos oficiales, son la flor de la camaradería de nuestras fiestas, el lugar donde el festero vive estos tres días y paladea todos esos matices y condimentos que adornan los entretiempos festeros. La Comisión estuvo durante unos años premiando el mejor de los zocos, casi siempre obtendrían el galardón los Piratas. El año del que estábamos hablando presentan una simulación de los arcos de la Mezquita de Córdoba. Esta comparsa, se ha tomado muy en serio, la otra cara de la Fiesta, esos otros ámbitos, donde sin duda se gestan todos esos lazos fraternales que se entrecruzan entre sus miembros.

En 1991, un pirata recibe el título de Festero de Honor, José Martínez Peydró, “Pep Colau”, hombre inquieto y comprometido, fundador, pasa por casi todos los cargos y también colabora con la Comisión de Fiestas, donde llega a desempeñar el de Alcalde Fiestas. Festero de los insustituibles.

El sábado 7 de mayo de 1994, tras el traslado de la Mare de Deu xicoteta, se bendice la nueva bandera, la que actualmente sigue vigente. Fue financiada e íntegramente confeccionada por un grupo de mujeres que la regalarían a la comparsa: Pilar Albero García, Mari Carmen Moltó Navarro, Lola Gigante Torrijos, Dolores Moltó Sánchez, Teresa Molina Ferre, María Antonia Vilaplana Pina, María Luisa Ortega Pérez, Purificación Mira Torregrosa y Carmen Brotons Avilés.

La nueva bandera fue conducida por el Capitán Manuel Valls y su esposa, la Abanderada Olimpia Saez Torres hasta el Altar, una vez recibida la bendición y disparada la fotografía preceptiva, se trasladan al local que, en los últimos años les servía de zoco en la Plaza Sanchís Banús, donde se celebró el acontecimiento con una cena.

Transcribí en su día, unas palabras de este Capitán, hablando de los años en que se veía obligado a permanecer alejado de la Fiesta: “Todos los años llamábamos a la familia en Fiestas, y nos ponían el teléfono para que escucháramos la música cuando pasaban por allí”.

Ya en fiestas, una escuadra piratas sería la primera del bando moro, en arrancar la Diana renovada de esta nueva época, haciéndolo con la pieza “Primavera” de Antonio Gisbert Espi, interpretada por la Agrupación Musical de Villalonga y llevando como cabo de escuadra, al Sargento Joaquín León Sanjuán.

Ese año, con sus colores verdes y oro, tras unos danzarines y un enorme ariete, los Piratas, con el Capitán acompañado de su esposa, en el centro del séquito, llevaba la Unión Musical de Ibi a sus espaldas interpretando la pieza “Olimpia”, en honor a esa última, que fue una adaptación musical especialmente compuesta por el director de la banda, Benedicto Ripoll Belda, para la ocasión.

En otro orden de cosas, habría que referirse a la Corona que ocupa el punto cenital del mal llamado manto de la Virgen utilizado en Fiestas, “el de les bacores”, sería ofrendada ese año por iniciativa de dos miembros de esta comparsa: Ismael Pascual Payá y Fernando Coloma Sanchis, el cual cumplía veinticinco años montando tal trono. Recibieron además la colaboración de varias firmas y personas físicas de la localidad: Bru y Rubio, Utisa, Chorro y Verdú, José Luis Azorín Chinchilla y Enrique Giner Fuster.

A las 8’30 del sábado anterior a l’Avís del año 1997, en el Salón de Actos de la Casa de la Cultura, se presenta el disco compacto que lleva el título de “Fundadors”. La Unión Musical interpreta un concierto dirigido por Benedicto Ripoll Belda, es el acto de apertura oficial de su “Cincuentenario”. Allí se escucharon gran parte de las piezas incluidas en el disco, que muestra un elenco de obras relacionadas con la comparsa: “Cincuentenari Pirata” y el “Abdul Truxa 1995”, pieza esta última en honor al conocido y simpático personaje, ambas de Benedicto Ripoll Belda; “Pirates Fundadors”, “la Canción del Pirata” y “María Dolores Abanderá 1997”, en honor a la Abanderada del año, la cual es miembro de la banda también, las tres compuestas por Benedicto Ripoll Martínez.

Comentario aparte merece la “Canción del Pirata”, que es la instrumentalización de la mencionada cancioncilla atribuida a “Argentino”, y que le diese música José Carbonell, la cual se había venido trasmitiendo oralmente a través de todas estas décadas, entre los componentes de la comparsa, y que, de este modo, quedaba instituida como “Himno oficial”. Himno jovial y festivo, cuya presentación fue hermosísima, participando varios componentes sobre el escenario, todos ellos pletóricos de ilusión, una verdadera delicia.

Pero, sin duda, el momento cenital del acto, fue el reconocimiento, uno por uno de sus fundadores, en su persona o, en el caso de los fallecidos, representados por algún familiar. Para finalizar, se formó una escuadra enjundiosa de todos los fundadores presentes a fin de que, a los acordes de “Pirates Fundadors”, volvieran a unir sus hombros y ante las emotivas evoluciones de un maltrecho cabo en silla de ruedas, crear un ambiente de intensidad indescriptible. Creo que hubo pocos testigos de ese momento, que no sintiesen constreñir su corazón, y que no se encontraran impelidos a amar un poco más esta Fiesta, capaz de crear el embrujo de situaciones como ésta.

El día 3 de septiembre, Primer día de Novena, se inaugurada la Exposición de Fotografía retrospectiva de la comparsa en la Ermita San Vicente, con más de 900 fotografías y 400 objetos relacionados con su historia. El día 5 se celebraba un acto que ellos titulaban como “Exaltación del Cincuentenario Pirata”, en el Salón de Actos de la Casa de la Cultura, como reconocimiento a capitanes, abanderadas y cargos representativos. Hubo un momento en el que todos ellos coincidían juntos sobre el escenario. Otra ocasión para alcanzar una alta graduación de decibelios sentimentales.

En la Exaltación festera se vuelven a interpretar las piezas “Pirates Fundadors” y “Cincuentenari Pirata”,y en el Acto de Reconocimiento de Cargos Festeros en mayo, se interpretó “El Pirata Camperol”.

En la mañana del Primer Día de Fiestas, una escuadra presentaba oficialmente a la Virgen de los Desamparados, a Ibi y su Fiesta, el nuevo y último traje oficial, el que se refleja en el libro. Fue presentado a la Junta de Gobierno de la Comisión de Fiestas el 21de febrero de 1997 y aprobado en otra Junta de Gobierno el 16 de julio siguiente.

Esa tarde varias plataformas transportaron a 12 capitanes y 34 abanderadas con vida de estos cincuenta años y, nuevamente, un bajel de madera navegó en las calles ibenses, con los fundadores en un delirio de felicidad en su cubierta. A cada uno de ellos les sería entregada la insignia de oro de la comparsa.

En la Entrada, sus habituales 90 componentes se habían convertido en 170, la distribución fue la siguiente: 5 escuadras femeninas con 65 mujeres, 13 masculinas con 167 hombres, 88 personas de boato, en total 320 conducidos por 7 carrozas y 14 bandas. La Abanderada María Dolores Mira, cerraba el desfile custodiando el “Libro de oro”, a los sones de la marcha “Cincuentenari Pirata” interpretada, cómo no, por la Unión Musical de Ibi.

El segundo día de Fiestas, hubo un bello momento a los pies de la Virgen de los Desamparados, fue en el transcurso de la Misa del Fester, el pirata más joven y el de más edad, Paula Pérez una niña de meses, y José Martínez, respectivamente, hicieron la ofrenda de un turbante y una medalla de oro del “Cincuentenario” a la Virgen. Bello momento sellado con un beso, casi titubeante, pero cargado de simbolismo, de Colau a la pequeña Paula.

En 1998, Lola Tomás Figueres que ya fue Abanderada de esta comparsa en 1970, repetía en el cargo, lo que vino a demostrar el tesoro de recuerdos que llevaba en su corazón y que le empujaba a revivir de ese modo, lo que para ella había sido, una de las más maravillosas experiencias de su vida.

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