Puedo asegurarles que un año más este cronista estaba expectante e ilusionado con los preparativos de las Fiestas, pese a todas las adversidades que se iban sucediendo conforme se acercaban estas fechas tan señaladas. La negra Parca visitó los hogares de amigos, a un lado y al otro del Atlántico, dejando un rastro de tristeza que a muchos nos afectó profundamente. Por ser festeros y producirse cerca de las Fiestas me veo obligado a referirme al repentino fallecimiento de Rafael Picó Blanes (Pancho), al que le siguió el prematuro de Andrés Vallcanera Cabrera, como si algo o alguien estuviera dispuesto a amargarnos estas esperados Días Grandes. Yo, que no soy determinista, tengo que admitir que estos y otros acontecimientos casuales, de los que luego hablaré, acabarían por marcarme las Fiestas de forma irremediable.
Siempre he considerado conveniente centrar los acontecimientos que vivimos en Ibi durante las Fiestas dentro de un contexto mucho más amplio, no únicamente desde el punto de vista local, sino autonómico, nacional e internacional. Nuestra sociedad y, por inclusión, nuestras Fiestas, no puede comprenderse enteramente sin conocer los acontecimientos que tienen lugar a lo largo y ancho del planeta. Es la globalización.
Durante el mes de agosto y mientras todo el mundo estaba pendiente de los Juegos Olímpicos de Pekín, asistíamos un tanto atónitos a la invasión del territorio de Georgia por parte de las tropas rusas, en un alarde de imperialismo a la vieja usanza. En los EE.UU., centrados en la larga carrera electoral, Barack Obama era el primer candidato de color negro a la Casa Blanca. Al tiempo de redactar esta crónica Obama es Presidente del país más poderoso de la tierra y muchas personas de todo el mundo tienen puesta su mirada en él, como si de un Mesías se tratara.
A finales del pasado mes de agosto nuestros políticos estaban enzarzados en discusiones sobre la financiación autonómica, mientras la crisis económica empezaba a hacer estragos en las economías domésticas (suben los intereses, suben los precios, sube la gasolina, pero no suben los salarios) y muchos festeros auguraban problemas a la hora de dar la vuelta al Castillo. Pero todavía no había quebrado ninguna entidad financiera ni se hablaba todavía de nacionalización de la banca, ni de refundación del capitalismo, ni de recesión.
Mis hijas llegaron un día alborotadas a casa gritando: “¡Están plantant el Castell!” Era la señal tan esperada de que se aproximaban las Fiestas y yo me iba preparando para asistir a los numerosos actos que les sirven de prolegómeno y poder dejar constancia escrita aquí y ahora de lo sucedido. Estaba a punto de externalizarse el fruto del silencioso trabajo de directivos de Comparsas, de Camareras de la Virgen, del equipo de la Comisión y de tantas y tantas personas implicadas en tan inmensa tarea colectiva y descentralizada.
La presentación de la Revista o “programa de Fiestas”, adelantada al día 28 de agosto, reunió a festeros y anunciantes en el Centro Cultural de la Villa, ansiosos todos por recoger los ejemplares recién salidos de imprenta. El Presidente destaco que la Revista es una muestra del compromiso colectivo del pueblo de Ibi con sus Fiestas y destacó la participación activa de todos los estamentos festeros, culturales, industriales y profesionales. En el acto se hizo entrega de los premios del Concurso de Carteles, en el que Raúl Manzano fue el ganador, con la obra “Disparo” y Daniel Tortosa, de Ibi, obtuvo un accésit.
Al día siguiente acudí al zoco de los Contrabandistas, para la presentación del CD titulado Manta y Sombrero, resultado de la grabación en directo del Concierto “Homenaje al Capitán” el 27 de abril. Una vez más, la cara y la cruz de la Fiesta se enfrentan: mientras por la noche estaban programadas las primeras “filaetes” y los participantes disfrutaban de ello con la habitual algarabía, un matrimonio, vecinos del casco antiguo, se fueron a dormir al Ayuntamiento como acto de protesta por las molestias que sufren en su casa. Quizás deberíamos hacer todos una reflexión sobre las medidas que debemos adoptar para hacer conciliar derechos tan importantes.
Los Templarios y los Almogávares organizaron para el día 30 de agosto una conferencia y presentación del libro Los almogávares y la Orden del Temple, escrito por Guillermo de Rocafort, descendiente directo de un destacado almogávar. Estaba a punto de terminar el mes de agosto mientras Georgia rompía relaciones diplomáticas con Rusia y terminaban las identificaciones de las 154 víctimas del accidente aéreo de Barajas.
Empezó septiembre y encontrábamos el pueblo patas arriba. Según todos los pronósticos, las obras de peatonalización de calles y plazas del casco antiguo ya tenían que haber terminado, pero lamentablemente llegó el primer día de Novena y los ibenses comprobaron con disgusto que la Plaza la Palla no presentaba muy buen aspecto.
No todo son quejas, porque el día 1 de septiembre se inauguró la I Semana Fotográfica, impulsada por la Asociación Fotográfica Ibense a la que hay que felicitar por la iniciativa. La magnífica idea de proyectar fotos antiguas en una pantalla grande en la Plaza La Foia fue avalada por una gran cantidad de público presenciando los pases todas las noches. Muchos esperamos que se repita en otra ocasión. Dentro de esa actividad cultural, insertada entre “filaetes” y reuniones de comparsas, cabe destacar la exposición de fotografías del ibense Vicente Satoca en el Archivo Municipal, así como el homenaje que se tributó a los fotógrafos, ya fallecidos, José Huertas y Victoriano Moltó.
Mientras unos y otros se afanaban en ultimar detalles, tuvo lugar una Asamblea General cuya misión era finiquitar formalmente a la “Comisión de Fiestas” y transferir todo su patrimonio a la Federación de Comparsas. Es un cambio de nombre y de formas, pero el fondo permanece inalterado: somos los mismos con las mismas ilusiones, pero también con los mismos problemas y dudas existenciales. Tras la Asamblea celebramos en los magníficos locales de la Comparsa Tuareg la tradicional cena para “probar” el alumbrado extraordinario.
Nuestra tradición marca que el Novenario arranque el primer miércoles del mes de septiembre. Muchos feligreses pudieron comprobar el magnífico resultado de las obras de reparación acometidas en la cúpula de la Iglesia de la Transfiguración del Señor, tanto en el exterior (cambio de tejas y reparación de la veleta) como en el interior (limpieza y restauración de pinturas). A la Novena le siguió la tradicional “mascletá” y pasacalle de la Unión Musical. El guión de actos apenas dejó espacio para cenar y acudir a la primera representación del sainete Gitana Mora, una original obra de Carmen Reche muy bien representada por el grupo “Mai estem tots”, y que recibió muy buena crítica por parte de todos los asistentes.
El fin de semana del 5 y 6 de septiembre también estuvo repleto de acción. Les “filaetes”, concentradas en días idóneos, aglutinan a gran cantidad de público y los festeros que desfilan se sienten muy acompañados. El sábado, al finalizar la Novena, la voz de Victoriano “Rabosa” sonó con un timbre especial al cantar los “gozos”. Alguien debió notarlo y se lo comentó. Éste, que pretendía mantener en secreto su decisión, se vio obligado a confesarle que ésta sería la última vez que los cantaba.
La noche de ese mismo sábado, las Abanderadas y los Capitanes se iban a enfrentar a uno de los momentos álgidos y emocionantes: bajar por entre las butacas del Teatro Salesiano, al son de la música festera, saludando a un público volcado que les ovaciona al pasar. Subir esas escaleras y llegar a sus lugares en el escenario es un trago que todos y todas pasaron con elegancia. El cargo de mantenedor había recaído sobre Luis Miguel Pina Vilaplana, festero activo desde su infancia y que fuera Capitán Cristiano en el año 2006 por la Comparsa Almogávares. Luis Miguel viene del pueblo llano y por lo tanto su discurso estuvo exento de tecnicismos ni figuras retóricas. Nos habló de la Fiesta heredada de nuestros antepasados, de la cultura y de las tradiciones que representa, habló de la época en la que la pólvora se envolvía en cartuchos de papel, de cuando el disparo arrancaba en la Ermita de Santa Lucía, de cuando se cotizaba semanalmente en el local social de la Comparsa. Pero también se refirió al trabajo de las Directivas, a la cooperación de familia y amigos para preparar un boato, del esfuerzo de las personas de la Comisión, del público que nos premia con sus aplausos y, de forma especial, a la Virgen Patrona de Ibi. Terminó con unas bellas palabras que hago mías: “Me gustas Ibi, te mire desde donde te mire …”.
La Exaltación terminó con el habitual concierto de la Banda, algo que no estaba en los planes iniciales del equipo de la Comisión. Pero en la Asamblea celebrada el 26 de abril para aprobar el programa de actos, fue un punto muy discutido. Rafael Expósito y otros compromisarios cuestionaron abiertamente la eliminación de este concierto, lo que obligó a realizar una votación separada, resultando que la mayoría decidió mantenerlo. Nada que objetar, en principio, aunque creo que debería pedirse opinión a los músicos.
Mientras todo esto ocurría en el Teatro Salesiano, la compañía «L`Esclat Teatre» llenaba las calles de Ibi de fuego y diversión con un Correfocs que se ha consolidado ya como uno de los actos previos a las Fiestas que congrega mayor cantidad de público.
Las inacabadas obras de la Plaza la Palla obligaron a un cambio de última hora y el domingo por la mañana hubo que trasladar a la Plaza Sanchís Banús el XXIV Concurso de “Guiñot y Cau”, Chinchón y Dardos. Por su parte, los más pequeños pudieron disfrutar en la Glorieta de España de multitud de juegos infantiles que, acompañados de música, les hicieron pasar una mañana muy divertida.
La fatalidad a la que me refería al inicio de esta crónica se materializó en mi hogar el lunes, cuando mi esposa tuvo que ser ingresada en el Hospital de Alcoy, donde permaneció toda la semana. Esta desafortunada circunstancia me obligó a cambiar todos mis planes, a cancelar la visita de los invitados, a buscar un sustituto para mi lugar en la Escuadra, y a dejar mi traje en el armario. A partir de este punto, todo lo que contaré en esta crónica, salvo un par de excepciones, no es fruto de mi propia experiencia, sino el resultado de conversaciones con amigos y amigas que me han trasladado sus opiniones y comentarios personales.
Del Concierto Extraordinario de Música Festera, que nunca me había perdido, puedo hablar a la vista del programa. La “Unión Musical de Ibi”, dirigida un año más por Jaume Francesc Ripoll Martins, con la colaboración del grupo de dolçainers “Els arreplegats de Xixona”, interpretaron un selecto repertorio de pasodobles, marchas moras y cristianas, alternando piezas ya clásicas (como El Moro del Sinc, de Rafael Giner Estruch) con otras muy recientes (como Al Abed Alkasar de José-Rafael Pascual Vilaplana o Zaphirus, de Francisco Valor Llorens).
Ocupado con menesteres totalmente ajenos a la Fiesta, no pude disfrutar del ambiente bullicioso que se forma el Día de la Olleta en Ibi. A juzgar por los comentarios, no hubo ningún incidente digno de resaltar de forma especial, es decir, un año más, público y festeros impacientes, se congregaron en las cercanías de la Casa Consistorial para escuchar el Pregón y dar rienda suelta a esa alegría apenas contenida en los corazones.
Fue muy duro para mí estar fuera de Ibi a la hora exacta en la que mi escuadra y todo el Bando Cristiano iniciaba la Entrada, pero sentí especialmente no poder contemplar en directo la bajada del Capitán Contrabandista. Gracias a la televisión pude escuchar a Luis Casado, en funciones de pregonero de lujo, decir una frase que lo resume todo: “Primer que tot soc fester …”, anunciando con ella la presencia de un Capitán “grande”, muy “grande”. El boato que lo precedía iba compuesto de varias escuadras masculinas y femeninas, carros, calesas, amazonas, parejas de contrabandistas y gitanas, con música, mucha música, incluyendo adaptaciones de canciones populares andaluzas a cargo de “Castell Vermell”. Pascual Gisbert Peydró y su Abanderada Julia Esteve Barco ocupaban la parte alta de una espectacular carroza que reunía toda la simbología contrabandista: herradura, trabucos, manta, navaja, sombrero y, como no, caballos, porque dos espléndidos ejemplares, danzando sin jinete al son de la música, precedían esta carroza. Pascual bajó a recoger las llaves de la Villa escoltado por sus dos hijos (es decir, un original y dos copias casi perfectas) y escuchó al Embajador Cristiano que le dijo: “… el pueblo entero os aclamará…”, y no se equivocó, porque el público que llenaba las tribunas y las sillas a lo largo del desfile aplaudieron a rabiar. Pascual me contó después, con lágrimas en los ojos, que Manolo López tenía que desfilar en la escuadra del Capitán, pero enfermó repentinamente, vio la entrada por la televisión y falleció a las 9 de esa misma noche.
Tras la Comparsa de Capitanía, el resto del Bando Cristiano desfiló con seriedad y puntualidad. Es imposible narrar con palabras los hechos y, además, las imágenes que ilustrarán esta crónica darán más información de la que yo pueda ofrecer. En cualquier caso, mis entrevistados coinciden en destacar la simpatía del boato de la Abanderada de los Maseros, la espectacularidad de la de los Templarios, la originalidad de la Mozárabe o la sencillez de la Almogávar, pruebas palpables todas ellas de que con ilusión y amigos se puede representar el cargo con la mayor dignidad. A destacar que para la Abanderada de los Templarios, el grupo “Castell Vermell” interpretó una adaptación de “Propiñán de Melyor”, una pieza de música antigua española perteneciente al Cancionero de Colombia.
Por la tarde, yo tenía un compromiso ineludible con Mario Mira y Clara Torró. Me encomendaron la locución en Tele Ibi de su boato y el Presidente de la Comparsa Piratas me pidió que hiciese también la de la Comparsa. Así que me tomé un descanso en mis labores de enfermero y acudí a contemplar el inicio de la Entrada Mora. La familia del Capitán me había suministrado un abundante material con el que se podría escribir una crónica entera aparte, pues eran muchos los detalles a destacar en esta “Fantástica Capitanía”. Como dato curioso se puede citar la participación de la escuadra “El Botijó” que pese a ser Chumberos, abrieron el boato del Capitán Pirata, en el que quedaron materializadas constantes referencias a la historia de los Piratas, a los fundadores y a los trajes oficiales anteriores (para alguno de ellos se había reproducido expresamente la tela en un taller textil artesanal). La extensa familia de Mario y Clara, así como sus amigos y amigas, se implicaron de lleno en la tarea de hacer de esta Entrada un episodio inolvidable en sus vidas, culminado cuando su amigo Cachirri, cabo de la Escuadra “La Cagarnera”, les entregaba su espada al finalizar el desfile.
Viendo posteriormente imágenes de esta Entrada Mora en televisión, no puedo menos que felicitar a las Abanderadas de los Argelianos, de los Tuareg y de los Mudéjares por el derroche de imaginación, lamentando la ausencia de Abanderadas en Chumberos, Almorávides y Beduinos. De entre todo lo que se podría reseñar, quiero contar que la Abanderada Tuareg desfiló con una marcha mora, Clara, compuesta por sus tíos Pascual, José y Fernando, y sus dos primos Josep y Pau Rico García, estrenada en familia el día 5 de septiembre en el salón de ensayos de “Castell Vermell”.
Teniendo tan recientes los fracasos organizativos de hace un par de años o el desbarajuste del 2007 a causa de la lluvia, este año merece la pena destacar que se cumplieron los horarios de forma escrupulosa, no sólo en las Entradas, sino en otros actos, como el Alardo, las Embajadas y la Ofrenda de Flores. Todas las personas que me han comentado sus experiencias coinciden en destacar la normalidad con la que se sucedieron los actos programados y la ausencia de incidentes dignos de mención. Resultó anecdótico que la Entrada Mora finalizase media hora antes de lo previsto, circunstancia que se atribuye a la ausencia de tres Abanderadas. Por el contrario, el Desfile Infantil del sábado se alargó más de lo previsto a consecuencia, según fuentes de la Comisión de Fiestas, de que salieron muchos boatos, prueba de que las Comparsas se esmeran cada vez más en la preparación de este entrañable acto.
Pedro Rafael Hernández Cuevas, Presidente de la Comparsa Beduinos, asumió el Cop Moro y es digno de reseñar que tuvo el detalle de salir en la Entrada montado en una carroza, rememorando lo que hizo en su día otro Cop Beduino, Felipe Marco, al año siguiente de su capitanía.
Me emociona contar que el Cop de los Guerreros estuvo a cargo de Chau y Chauet, el mismo año en el que se cumplía el 30 aniversario del Cop de su padre. Los amigos hicieron una gestión personal con Tomás, el armero de Alcoy, para que les prestase el famoso “trabuco del león” que usó Chau padre hace 30 años. Tan preciada joya no la presta a nadie, pero el armero hizo una excepción y se vino a Ibi con el trabuco. Estuve presente en la Guerrilla del domingo y se me puso un nudo en la garganta al ver la escena del hijo empuñando el mismo trabuco que usó el padre, mientras algunos dejaban escapar tímidas lagrimillas de emoción.
Pero el gafe no nos abandonaba y ahora le tocaba el turno al Moro Traidor. Tanto afán le ponen esta cuadrilla de Chumberos al simulacro de huida del conspirador por los riscos del Cerro de Santa Lucía, que Pedro Bailarina acabó despeñado y con graves percances de los que tengo entendido que ya se ha recuperado. Pero está escrito que esta persecución acabe de forma trágica con el fusilamiento y el desfile al son de una marcha fúnebre, insólita escena que no creo que tenga parangón en ninguna otra localidad que celebre fiestas de Moros y Cristianos.
A la Misa Mayor del domingo acuden los Capitanes y Abanderadas, así como muchos festeros, vestidos con sus mejores galas. Un año más la “Coral Ibense” se encargó de darle solemnidad a la celebración, aunque este año su Directora se vio imposibilitada de cumplir su función, por lo que la dirección de la coral tuvo que ser asumida por Manuel Ramos, Director de la Orquesta Barroca Valenciana.
Tras la Embajada Cristiana, el Castillo es recuperado por las tropas de la cruz, sin embargo, por algún olvido, nadie se ocupó de sustituir las banderas y el pendón de la media luna siguió ondeando en la torre pese a la reconquista. Este tipo de detalles no pasa desapercibido para muchos festeros que están muy pendientes de que se cumpla minuciosamente ese guión no escrito de nuestra Fiesta. Por cierto, se puede decir que el nuevo Embajador Moro, Raúl Perales Giraldo, tuvo un brillante debut.
Y llegó el momento en el que el público abarrotó los aledaños de la Casa Consistorial y el Carrer Les Eres, ansiosos por conocer el nombre y la cara de las personas que cogerán el testigo de los cargos festeros para el año 2009. Carlos Masiá por la Comparsa Maseros y Julián Grande por los Argelianos, sellaron su compromiso con la tradición y dieron la Vuelta al Castillo henchidos de emoción. Una vez más nos encontraríamos frente al problema de las abanderadas: Almogávares, Mozárabes, Beduinos y Almorávides, dos moras y dos cristianas, estarán sin abanderada el próximo año.
El resto de las abanderadas serán: por la comparsa Contrabandistas, María Ripoll Cuenca, por los Piratas, Felicidad Peñalver, por los Guerreros, Esther Casado, por los Mudéjares, Sonia Serrano, por los Tuareg, Regina Reche, por los Cides, Mª del Mar Montava, por los Templarios, Loli Ortiz y por la comparsa Chumberos, Mayte Verdú Guillem, por los Maseros Alexandra Masiá y por los Argelianos Carmen Grande..
En la Procesión resultó llamativo el zigzagueante avanzar de la carroza con la Virgen, evitando tocar con su corona las luminarias. La explicación está en el nuevo pavimento colocado en la calle San Roque y calle Mayor, elevado unos centímetros sobre el nivel anterior, es decir, lo suficiente para que la Virgen no pudiera pasar sin desviarse. Al acabar, el pueblo entero pudo presenciar un fastuoso espectáculo pirotécnico que, a juzgar por la opinión de los asiduos, es de lo mejor que se ha visto en Ibi.
Pasadas las Fiestas, la Concejalía de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Ibi valoró muy positivamente el funcionamiento del dispositivo de seguridad preparado, con el objetivo de cubrir también las zonas rurales, los polígonos y los barrios periféricos; pues no se registró ningún incidente grave en el transcurso de las Fiestas.
Del 19 de septiembre al 5 de octubre, en la Ermita de San Vicente pudimos contemplar la exposición de dibujos de Vicente Ferrero titulada “25 anys dibuixant la festa”, recopilación de las obras que el artista, ibense de adopción, hizo ex profeso para ser publicadas en la Revista de Fiestas de los últimos 25 años.
Ya fuera del mes de septiembre, el 3 de octubre, en el Salón de Actos del Centro Social Polivalente, fue presentado el libro Argelianos d’Ibi. Crónica de una Comparsa, escrito por Vicente Tamarit Ruíz y Salvador Miró Sanjuán. Encuadernación de lujo para una obra que contiene la historia escrita y en imágenes de la Comparsa más antigua de Ibi.
En el momento de terminar la redacción de esta Crónica ya se ha producido el relevo en el equipo de la Federación de Comparsas. Sin apenas tiempo para dejarse las cuentas presentadas y entregar los premios de las pasadas Fiestas, el equipo de Juan Miguel López pone punto y final a cuatro años de gestión no exenta de polémica. Apenas hace unas semanas, un grupo de festeros con experiencia, encabezados por Enrique Montesinos Gozalbo, ha tomado las riendas de la organización con una larga lista de tareas pendientes en su agenda. A los anteriores quiero despedirlos agradeciéndoles los esfuerzos y la dedicación, no siempre bien recompensada, y a los nuevos, alentarles para que toda la ilusión que ahora tienen se vea traducida en resultados positivos y tangibles.
Por petición expresa del nuevo Presidente, seguiré ostentando las funciones de Cronista de la Federación, por lo que espero que al año que viene pueda volver a redactar estas páginas sin nada que me impida vivir en primera persona todos y cada uno de los momentos dignos de mención.
Y termino: no perdamos de vista que formamos parte de la asociación cultural más importante y numerosa de Ibi y que, por la importancia que tienen las Fiestas Mayores, estamos comprometidos a mantenerlas y engrandecerlas, pese a los vientos de crisis económica que rugen huracanados a nuestro alrededor. Unos por devoción a la Patrona, otros por amor a las tradiciones y otros por puro divertimento, todos somos socios partícipes en esta gran empresa a la que nuestros antepasados aportaron su capital y de la que nuestros descendientes recogerán los dividendos.
José Vicente Verdú Gisbert
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