2007 Crónica Avís

Sabemos por la antropología cultural que las fiestas populares cumplen la función de sublimar instintos que, si se desataran de forma incontrolada en el ámbito de la realidad, tendrían nefastas consecuencias para el individuo. Son mecanismos que cumplen con una función social: actúan como válvulas de descompresión del descontento, la conflictividad, la tensión, el aburrimiento o la alienación latentes en el seno de toda sociedad organizada jerárquicamente (de modo similar a como el juego y el deporte son nuestro modo de sublimar nuestro instinto guerrero). Desde los cultos dionisíacos hasta los carnavales, las fiestas populares son ritos que nos reconcilian con nuestro entorno social, al suspender (o incluso subvertir abiertamente) durante unos días las rígidas leyes y estructuras que nos gobiernan.

La población de Ibi no tiene eso que en muchos otros sitios denominan “Mig Any”. En Ibi lo que se celebra es el “Avís de les Festes” el sábado anterior al segundo domingo de mayo, pasado con creces el “ecuador” del ejercicio festero. Siguiendo pues esta renovada tradición, el pasado sábado día 12 de mayo celebramos en Ibi ese Día del Avís que constituye una jornada festiva muy especial para los ibenses en general.

Los caprichos del calendario electoral español provocan que cada cuatro años nuestro Avís coincida con la campaña electoral para las Elecciones Municipales o con sus preparativos. Este año había convocadas Elecciones para el 27 de mayo y eso se nota. El pueblo de Ibi vivía un momento de cierta catarsis colectiva, expectante ante la incertidumbre de los resultados, y los festeros difícilmente podían sustraerse a tal ambiente. Ahora bien, podemos decir que las interferencias fueron mínimas y que durante unas horas pudimos abstraernos de la política y disfrutar de la Fiesta.

También es cierto que poco a poco se habían ido apagando los ecos de lo ocurrido en las Fiestas de Septiembre de 2006. El equipo de la Comisión de Fiestas, aún reconociendo los numerosos fallos, aguantó el chaparrón y se conjuró para intentar mejorar la situación en años venideros. Hubo reuniones extraordinarias de la Junta de Gobierno hasta alcanzar un protocolo de intenciones, avalado por la práctica totalidad de Presidentes y Delegados, que pretende corregir ciertos vicios adquiridos (los dobletes, el exceso de bandas de música, etc.).

El día del Avís tiene a su vez sus propios prolegómenos. El sábado 4 de mayo se celebró lo que ya se puede considerar un evento tradicional previo: la Presentación de Cargos en un abarrotado salón de actos del Centro Cultural de la Villa. Pedro Martos (Pedro “El de la Radio”, para los amigos), fue llamando, uno a uno, a todos los Capitanes (entrantes y salientes), Alcaldes y Tenientes Alcaldes de Fiestas, Cops, Delegados, Delegados Infantiles, Presidentes y Abanderadas, que recibieron sin excepción un cariñoso aplauso del público.

El acto fue cerrado con un concierto a cargo de la Unión Musical de Ibi, dirigida por D. Jaume F. Ripoll Martins, que interpretó Apóstol Poeta y Creu Daurá (marchas cristianas) y Dunas y Elda (marchas mora) y La Vereda (pasodoble).

Y en la tarde-noche del viernes siguiente, 11 de mayo, se celebró esa otra tradicional procesión que traslada la imagen “xicoteta” de la Virgen desde el Asilo de San Joaquín a la Iglesia de la Transfiguración del Señor. Estaba programada para las 21 horas, pero el exceso de celo de los organizadores (quizás por aquello de empezar cumpliendo los horarios a rajatabla), provocó que se adelantase su salida hasta el punto de que muchos festeros llegaron a la Plaza de la Iglesia cuando la imagen estaba entrando.

El día del Avís tiene un guión de actos muy exigente que obliga a los festeros a madrugar para acudir a recoger a sus Abanderadas y Capitanes, obligación que se encargan de recordarnos los Almogávares con sus tempranos disparos de arcabucería desde el Cerro de Santa Lucía. Ese sacrificio encuentra su recompensa en esas mesas tan bien dispuestas y nutridas de pastas, café y bebidas que, siguiendo una entrañable costumbre local, está preparada en el domicilio de cada una de estas personas con cargo. Desde allí, acompañados de las correspondientes Bandas de Música, cada Comparsa acude al Ayuntamiento para la concentración que precede a la Santa Misa.

Y en esta maravillosa mañana festiva tiene lugar uno de los actos más emocionantes que se pueden vivir en el mundo de la Fiesta y que no he visto en ningún otro lugar: ese almuerzo multitudinario que organizamos en la Glorieta de España, al aire libre, juntándonos más de 1.000 personas entre festeros y músicos, creando un ambiente de euforia que resulta irrepetible e inenarrable.

Finalizado tan singular almuerzo, la siguiente cita no es menos importante: el concurso de Cabos de Escuadra que este año llegaba a su XLV edición. Ante un numeroso público totalmente entregado, fueron desfilando perfectamente ataviadas dos escuadras de cada Comparsa con sus respectivos Cabos, poniendo en un auténtico aprieto a los miembros del jurado pues no hay unas normas estilísticas claramente definidas. Los giros, vueltas, gestos y paso de cada Cabo son producto de su elegancia personal, difícilmente repetibles. Muchos y muchas se merecían el galardón, pero finalmente los ganadores fueron José Esteve Sánchez (Comparsa Guerreros) y Pablo Navarro Moltó (Comparsa Mudéjares), mientras que el premio a las mejores escuadras se lo llevaron la Comparsa Templarios y la Compasa Beduinos.

Como no sólo de aplausos vive el hombre, al medio día todos nos retiramos a nuestros respectivos zocos para comer y reponer fuerzas, pues a primera hora de la tarde se iniciaba, con absoluta puntualidad insisto, el sencillo pero emotivo desfile en el que festeros y músicos acompañan a las Abanderadas y Capitanes, recorriendo parte de la Avda. Joaquín Vilanova y parte de la calle Les Eres, hasta desembocar en la Plaza de la Iglesia.

No da tiempo para nada más. Sin solución de continuidad, terminado el desfile se inicia una corta procesión que traslada la imagen de la Mare de Deu dels Desamparats desde la Iglesia hasta el Asilo de San Joaquín, broche final a una intensa jornada que, a mi modo de ver, por esa maravillosa conjunción de costumbres y rituales y por la riqueza de matices en su ejecución, constituye una de las expresiones más importantes de nuestra cultura local; sincretismo entre lo profano y lo religioso producto de nuestra especial idiosincrasia.

José Vicente Verdú Gisbert

Cronista de la Comisión de Fiestas de Moros y Cristianos de Ibi

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