2005 Crónica

Considero obligado empezar con un agradecimiento expreso a todos aquellos que me han hecho llegar sus opiniones sobre mi primera crónica, publicada el año pasado, con independencia de que hayan sido favorables o desfavorables, pues de todo se aprende. Tomo nota de todas las sugerencias para intentar mejorar la presente y las sucesivas crónicas que escriba.

Si tengo que ser sincero, antes de empezar las Fiestas temía ver llegar el momento de tener que redactar este resumen, pensando en que, al fin y al cabo, la Fiesta es un ciclo que se repite todos los años, una rutina a la que poco nuevo se puede añadir. Sin embargo, en el pasado mes de septiembre se dieron circunstancias que me facilitarán la redacción sin tener que acudir a los tópicos de siempre. Y todo ello lo digo porque para mí, las Fiestas del año 2005 serán muy difíciles de olvidar. Básicamente, hay dos motivos: una persona y un fenómeno meteorológico.

Me refiero en primer lugar a la persona. Se trata de Dña. Fabiana Andrea García (a la que en adelante llamaré Fabiana), la mantenedora de la pasada Exaltación Festera, que, invitada oficialmente por la Comisión de Fiestas y el Excmo. Ayuntamiento de Ibi, se desplazó desde Argentina para pasar dos semanas en Ibi, el pueblo de sus bisabuelos, que emigraron a la Patagonia en 1911. Debido a mi participación directa en el contacto y gestiones para que tal viaje pudiese llevarse a cabo, ansié con especial emoción la llegada de Fabiana a Ibi y viví intensamente los días que ella y su amiga Vilma Edit Zalazar permanecieron entre nosotros, haciendo todo lo posible para que conociesen todos los detalles de nuestra sociedad actual, su cultura, industria, fiestas y tradiciones.

Por todo ello, Fabiana será mi acompañante en esta crónica, la “estrella invitada” que, como en Fiestas, estará a nuestro lado comentando sus observaciones sobre todo lo que le mostrábamos. Si algún lector quiere conocer más detalles de Fabiana y de la historia de sus antepasados, le recomiendo la lectura del artículo que se publicó en la revista de fiestas del pasado año (La seducción de la palabra, en página 282) o la trascripción de su discurso de mantenedora en la Exaltación Festera que se publicará en la próxima revista de fiestas.

El segundo elemento que marcó la Fiesta del 2005 fue la lluvia. En Ibi no éramos conscientes de la suerte que teníamos con el clima, pues hacía 28 años que no se había tenido que suspender una Entrada por este motivo. Nos permitíamos incluso las bromas con poblaciones vecinas que adolecen, precisamente, de todo lo contrario. Sea porque ya nos llegaba el turno, sea por el cambio climático, sea porque el Katrina extendió en exceso sus tentáculos, lo cierto y verdad es que nos cayó agua “a manta”, lo que trastocó la celebración de todo el programa de actos y obligó a los responsables de la Comisión de Fiestas, que carecían de un plan “B”, a improvisar soluciones sobre la marcha.

En el mundo, el año 2005 fue prolijo en noticias tormentosas, pues empezó mientras aún se contaban las víctimas del tsunami en el Índico; la Unión Europea recibía el mayor de los golpes con el rechazo que se hizo de su texto constitucional en los referendos de Francia y de Holanda, que desactivaron por entero el proceso de nacimiento de la Carta Magna de la UE por no se sabe cuánto tiempo; el Ejército Republicano Irlandés, después de más de treinta años de violencia, anunció el fin de su lucha armada y los israelíes desalojaron los asentamientos en Gaza.

En España nos dio tiempo a ver la negativa del Congreso a tramitar el Plan Ibarretxe mientras se celebraba el Año del Quijote y se aprobaba, no sin contestación popular, la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo, mientras Fernando Alonso, Rafa Nadal y Pedrosa nos regalaban un triunfo tras otro.

En Ibi, los Almorávides tenían problemas con el vecindario y los propietarios de terrenos en El Alamí enfrentados al Ayuntamiento y La Generala; pero se inauguró la Plaça del Centenari (¡y el Mercadona!). Nuestros expedicionarios al Himalaya, Rafa, Josete, Josep y Javi volvían sanos y salvos, con el tiempo justo de acudir a los jardines de la Casa Gran que albergaron, un año más, la presentación de la Revista Oficial de Fiestas el día 1 de septiembre, con una nutrida asistencia de público ansioso por recoger su ejemplar. Las críticas a la publicación no tardaron en aparecer pues bastó el tiempo necesario para que algún Capitán o Abanderada o Comparsa echase en falta su foto. Es natural, pues la Revista de Fiestas debe recoger la esencia de lo que fueron las del año anterior y parece lógico y normal incluir alguna imagen de sus principales protagonistas. Un fallo, a todas luces involuntario, que disgustó a sus responsables más que a nadie.

Es imprescindible buscar un hueco para referirme a la celebración del 75 Aniversario de la fundación de la Comparsa Guerreros. Me consta que se celebró, y bien celebrado. Hubo representación de un sainete de Emilio Mariel, exposición de fotos y bautizo de bandera nueva, cuyos padrinos fueron Paco Torres y su esposa Amparo. También celebró una misa en honor a los guerreros fallecidos, en la que colaboró su querida “Banda Ateneu Musical Sant Roc de Castalla”, y una comida en “El Picaor” con reconocimiento de cargos (incluyendo a la primera Abanderada de la Comparsa, la del año 1931).

Mientras un grupo de afortunados se preparaba el martes día 6 para la “prueba del alumbrado”, Fabiana aterrizaba en el aeropuerto de Alicante cargada de maletas. Llevaba 27 horas de viaje, con cambio de estación y de hemisferio incluidos; no estaba para muchos desfiles y se conformó con escuchar los sones de la banda de música. Había más de 100 personas cenando “a escoti”, lo que demuestra el cariño que se le tiene a este singular acto oficioso. La alcaldesa desfiló con las abanderadas y la lluvia hizo su aparición al final del pasacalle. Y primer aviso: Después de varios meses de sequedad, estuvo toda la noche lloviendo (¡con la falta que hacía!).

Al día siguiente, más descansada, Fabiana pudo acudir a la recepción oficial en el Ayuntamiento, entregó algunos obsequios para la Alcaldesa y recibió de manos de ésta la típica tartana que regalamos a nuestros visitantes ilustres. Esa noche, en la inauguración del alumbrado extraordinario, empezó a tomar contacto con los elementos que caracterizan nuestras fiestas (luz, música, fuegos artificiales y cena de hermandad). El día 8 acudió al Casal para saludar a todo el equipo de la Comisión de Fiestas, recorrió las dependencias del edificio e intercambió regalos.

El prolífico y polifacético Emilio Mariel había conseguido el primer premio en el V Concurso de Sainetes Festeros (tres de tres) y, por tanto su obra, La Vocalista, fue representada en el Teatro Salesiano por el grupo de teatro “Ni pa hui ni pa demà”, con un éxito de asistencia total, tanto el día 7 como el 8. La escena inicial, con Juan Cotorra en pijama, auguraba un buen rato de risa, como así fue.

En relación a les “Entraetes” se puede decir que el cambio introducido resultó ser un acierto, pues se notó una mayor presencia de público. Por un lado, al ser fin de semana, se tiene más tiempo para disfrutar de la velada y, por otro lado, al ser mayor el número de comparsas que desfilan hay más expectación. Antes de iniciar el desfile los Almogávares, el día 9, se guardó un emotivo minuto de silencio por la muerte de F.S.D., festero de dicha Comparsa fallecido días antes en un accidente de moto. Merecen mención expresa los Mozárabes, que destacaron con tres cabos batidores.

El ensayo de la Exaltación Festera, se tuvo que hacer deprisa y corriendo, pues ese viernes 9, por la noche, los Tuareg inauguraban su nuevo local social tras culminar una importante obra de reforma.

El sábado 10 llegaba el momento cumbre, el acto que justificaba la presencia de Fabiana en Ibi, la Exaltación Festera. A estas alturas ella, humilde, de pocas palabras, que llevaba apenas tres días entre nosotros, ya no podía dominar sus nervios al pensar que tenía que subir al escenario y pronunciar su pregón. Para colmo, el acto empezó con casi media hora de retraso sobre el horario previsto, pero lo grave es que no fue debido a problemas técnicos, sino a la tardanza de las autoridades (como decía mi abuela, “el que deuria de donar llum, dona fum”) y muchos de los 800 asistentes que aguardaban sentados desde las 23,00 horas lo consideraron una falta de respeto. El acto empezó con una exhibición de danzas cariocas ciertamente entretenida; no eran “moros” ni “cristians”, pero se nos pegó el ritmo.

Excepto María Díaz Miralles, de los Templarios, a la que una enfermedad le impidió participar en las Fiestas, todas las Abanderadas y los Capitanes hicieron ese recorrido mágico a través del pasillo del teatro, cubriendo la corta distancia que separa el anonimato de la notoriedad, y recibiendo el caluroso aplauso del numeroso público allí congregado.

La mantenedora, Fabiana García, con su peculiar acento rionegrino y su pausada forma de hablar, logró cautivar la atención de todos al contar la aventura de sus bisabuelos ibenses, emigrados a la Patagonia Argentina a principios del siglo pasado. Conforme Fabiana hablaba, se nos hacía un nudo en la garganta y no fueron pocas las lágrimas furtivas dejadas escapar por los ojos de muchos que también han conocido o vivido la tristeza de la migración y el desarraigo. Su maravillosa disertación, de apenas 15 minutos, fue premiada con un caluroso aplauso del público puesto en pie, algo que pocas veces sucede.

Por segundo año consecutivo, D. Jaume Franscesc Ripoll Martins se puso al frente de la “Banda Unión Musical de Ibi” para dirigir el Extraordinario Concierto de Música Festera en el carrer Les Eres, frente al Castillo, que se celebró la noche del lunes día 12. Se interpretó un interesante surtido de pasodobles y marchas, algunas de ellas con la colaboración del “Grup de Dolçainers Colla La Foia”. Varios de los compositores estuvieron presentes, incluso el madrileño Manuel Lillo, autor del pasodoble Vicente Ferrero, dedicado al escultor del mismo nombre. Sólo la baja temperatura que se alcanzó al terminar impidió que la velada fuese perfecta (la climatología daba el segundo aviso).

A Fabiana los días le pasaban volando y quería hacer muchas cosas. Aprovechamos estos días previos a Fiestas para bajar a Alicante y localizar la casa donde vivió su bisabuela (pero ya no existe), hacer un recorrido por los castillos cercanos (Castalla, Novelda, Sax, Villena, Bañeres y Onil) y enseñarle a hacer “saginoses”.

Con el preludio de la Verbena del Fester en la Glorieta de España, el día 15 la mayoría de los festeros y festeras inició esa actividad frenética que precede a los días grandes. Montar el zoco, recoger camiseta de la Olleta y la pólvora, recoger trajes y complementos, asistir a la última Novena y concentrarse frente al Ayuntamiento. Más de un festero opina que esa noche no es apta para protocolos; el Ángelus y el pregón de la Alcaldesa apenas son escuchados por los más próximos al Ayuntamiento, pues la algarabía rodea al resto; los festeros, algunos francamente animados, tienen prisa por irse a cenar y cualquier intento de poner orden es inútil. A lo mejor es preferible dejarlo así, pues también tiene su encanto.

Del Desfile de la Olleta, más de lo mismo. Seudo disfraces de Quijotes y leticias, naipes y ratones, y otros de no se sabe bien qué. Por medio del alocado desfile, los fotógrafos se hinchan a tomar fotos que la mayoría no veremos hasta el día del descanso, cuando ya es demasiado tarde para enmendar. Sin comentarios.

Uno de los cambios introducidos por la Comisión de Fiestas afectaba la Diana y, concretamente, el recorrido de las escuadras, que ha sido invertido. Se arrancó a la altura del Casal, avanzando hacia la fuente de la Plaza y, rodeándola, se enfiló por la calle Les Eres, mientras que un público incondicional, y alguna que otra festera que venía de la maquilladora, pudieron aplaudir el paso de cada Comparsa.

Sin apenas retraso sobre el horario previsto arrancó la Entrada Cristiana con la capitanía de la Comparsa Mozárabes. Ojalá tuviera espacio para reseñar la multitud de detalles y símbolos históricos que contenía el interesante boato del Capitán y Abanderada, ideado por Ramón y Tere, con diseños de Loli Mayor y desarrollado gracias a la implicación total de amigos y familiares. Una primera escuadra especial desfiló con marcha cristiana (Aralk) y una segunda, al final, con marcha mora (Paco el Chollat), en clara alusión al mestizaje entre la cruz y la media luna que supone lo mozárabe. Entre una y otra, cabos batidores, estandartes con pinturas de la liturgia mozárabe y plataformas con un impresionante trabajo artesanal. Y en el centro de toda esta vorágine, Ramón Climent Bernabeu y María Teresa Amorós Bernabeu, jubilosos, viendo su sueño hecho realidad al son de la marcha de misterioso nombre, Xamarcai (de Paco Valor), regalada a sus hijos Xavi, Marc y Aitana.

Pero los detalles de buen gusto no acabaron con la capitanía, pues las restantes comparsas cristianas completaron un magnífico desfile. Los Guerreros, con ocasión de su 75 Aniversario, recuperaron tres antiguos trajes; los Contrabandistas escenificaron un día de Feria de Abril, la Abanderada Masera sorprendió con unas originales reproducciones, aparentemente tridimensionales, de algunos monumentos ibenses, y en fin, ballets, caballos, carrozas y escuadras especiales hicieron los gozos del público.

Con el tiempo justo para comer, los espectadores tomaban asiento mientras los trompeteros anunciaban el inicio de la Entrada Mora y el padre, el suegro, el hermano y dos amigos del Capitán ultiman los detalles del boato. Preceden el Embajador Moro, los arcabuceros, la guardia personal del Capitán, la danza tribal al son de Atún-Gulum, pieza estrenada en Ibi por el grupo “Castell Vermell”, jinetes y jaima, hasta llegar la fenomenal carroza decorada con símbolos cabalísticos, en la que montaba Jaime Jover Belmonte, segundo Capitán de los Mudéjares. Le acompañaba su esposa y Abanderada, Mónica Ibáñez Carbonell, luciendo un precioso traje confeccionado por su madre. El diseño general del boato era de Juan Palau y Jaime Jover, pero el resultado fue fruto de la colaboración de toda la comisión de la Capitanía que se formó dentro de la Comparsa.

Y mientras disfrutábamos del espectáculo, el cielo pasó de gris a plomizo y luego a negro. Levantose una ventolera repentina y sin darnos tiempo para reaccionar comenzó a llover, tronar y relampaguear con una fuerza inusitada, forzando a interrumpir el acto. Algunos tuvieron tiempo a guarecerse, pero a muchos el agua nos caló.

La falta de costumbre provocó una primera decisión precipitada: se anunció que la Entrada se reanudaría a las 10 de la noche. Hay varias versiones de lo ocurrido, pero habiendo parado la lluvia no parecía lógico esperar tanto, cuando la mayoría de los músicos se habían mojado y no tenían posibilidad de cambiarse, así que los Presidentes y Delegados acordaron reiniciar el desfile a las 20,30. Daba un poco de pena ver las tribunas vacías, las escuadras incompletas, los cabos despistados, pero el ejemplo de la Abanderada Pirata, con un buen humor a prueba de bomba, nos contagió y poco a poco se fue recomponiendo el desaguisado y desfiló hasta la Abanderada Tuareg, a la que parecía perseguir la fatalidad. Pero si alguien se merece una mención especial son los músicos, que con pundonor y profesionalidad, aguantaron empapados hasta el final y permitieron el lucimiento de los festeros.

Como más tarde me recordaba Ángel Sáez, la última vez que se interrumpió la entrada fue en 1977, precisamente el año en el que los Cides desfilaban por primera vez en Ibi; se tuvo que terminar la Entrada Cristiana por la noche y la Mora al día siguiente; y además, no hubo Procesión a causa igualmente de la lluvia. Esperemos que tarde otro cuarto de siglo en repetirse el fenómeno.

De los actos celebrados durante la mañana del sábado 17 destacaré, por lo positivo, el creciente esfuerzo que se observa entre las comparsas por adornar los boatos del Desfile Infantil, haciendo más reñida que nunca la competición por alcanzar el primer premio que dota la Comisión de Fiestas. En lo negativo, y con todo el dolor de mi corazón, tengo que criticar la falta de preparación del Contrabando por parte de los Maseros, pues conocida con tiempo la anunciada negativa del nieto del tío Cagamistos a desempeñar el papel, improvisaron en exceso y deslucieron un tanto este acto tan entrañable y particular.

Pero era sin duda el clima el que se empeñaba en dejar su impronta en estas Fiestas, provocando otra situación insólita. Recordemos: los festeros en sus zocos, muchos apuraban el café para irse a disparar, el cielo que se volvía a oscurecer y un nuevo chaparrón que en apenas unos minutos dejó clara la imposibilidad de celebrar el Alardo. Pues bien, como dice el refrán, a mal tiempo, buena cara; nos relajamos y disfrutamos de unos inéditos momentos de sobremesa amenizada con banda de música.

De nuevo hubo que alterar los horarios y en vista de la mejoría, se decidió celebrar la Embajada Mora. Al ser casi las 9 de la noche, el castillo iluminado nos sorprendió por su imponente aspecto. Mayor estupor nos causó comprobar que el Bando Moro llevaba a cabo su conquista de la forma más incruenta jamás presenciada, sin disparar ni un solo arcabuzazo, muestra una vez más de la falta de reflexión que presidió alguna de las decisiones tomadas sobre la marcha.

El obligado retraso con el que se sucedían los actos obligó a iniciar la Ofrenda de Flores más tarde de lo previsto, aunque se desarrolló con el lucimiento habitual, únicamente empañado por las bajas temperaturas que hubo que soportar. Ni qué decir que Fabiana no se perdía ni un solo minuto de fiesta; presente en todos los actos, hacía cientos de fotos y tomaba notas de lo que veía y escuchaba, aunque a estas alturas ya dudaba de que pudiera transmitir a sus paisanos una idea aproximada de lo que estaba viendo y viviendo en Ibi.

Tanta inclemencia meteorológica nos guardaba una cara amable y el domingo 18, cuando era la hora de empezar la Guerrilla, el trayecto estaba sorprendentemente abarrotado de tiradores (algo poco habitual). Era lógico, pues la suspensión del Alardo de la tarde anterior hizo que los festeros, con ganas y pólvora, madrugasen y participasen como nunca en esta escaramuza cuya duración fue superior a la normal. Por todo ello, y a juzgar por la cara de satisfacción de Toni Verdú, Cop de los Cides, creo que no exagero si digo que fue la Guerrilla más extraordinaria que hemos contemplado nunca.

Dentro de ese turno rotativo que se sigue en el seno de la cuadrilla de Chumberos que está asumiendo, desde hace unos años, la escenificación de esta inconfundible ejecución, a Oscaruf-ben-Majo (Óscar Gallego Alcolea) le correspondió representar el papel de ese Moro Traidor al que sus veleidades sexuales, más próximas esta vez a la “llonganissa” que a la “figa”, le llevan a ser fusilado tras un juicio sumarísimo, en el que no faltaron alusiones a temas de actualidad local (como la aparente censura a los Chumberos en el programa de fiestas o la urbanización del Alaespami).

Gracias a la colaboración del Excmo. Ayuntamiento y la Diputación Provincial, se pudo contar en Misa Mayor con la presencia de la “Orquesta Barroca Valenciana” que acompañó a la “Coral Ibense”, ambas dirigidas por Consuelo Sanchís, en la interpretación de un cuidado repertorio de música sacra. Finalizando la Misa, Enrique Abad anunció a los presentes que al año siguiente se celebrará el 275 Aniversario de la llegada de la Virgen a Ibi y el 75 Aniversario de su coronación canónica.

Al salir a la plaza, el sol lucía espléndido y Fabiana y Vilma aprovecharon para hacerse unas fotos frente al monumento a la Patrona. Mientras les explicaba diversos detalles sobre los actos festeros que se iban sucediendo, me asaltaba constantemente la intención de preguntarles qué era lo que más les gustaba de todo. Tenía verdadera curiosidad por conocer la opinión de unas personas llegadas desde el hemisferio sur, desconocedoras por completo de nuestros festejos, pero hice un esfuerzo y preferí aguardar pacientemente a que todo terminase para que tuviesen una imagen completa de toda la Fiesta.

Tras el Alardo y la Embajada Cristiana llegaba el esperado momento de conocer a los protagonistas de las próximas Fiestas. Hubo más sorpresa al conocer el nombre del capitán cristiano por los Almogávares, Luis Miguel Pina Vilaplana; en cuanto al moro por los Almorávides, se confirmaron los rumores y Pepe Ramírez L’alcoià cumplirá con ese sueño de ser Capitán, uno de los pocos cargos que no ha ostentado en su dilatada vida festera. Una vez más hubo que lamentar la ausencia de Abanderada en las comparsas de Maseros, Templarios y Piratas, mal endémico de difícil explicación y menos justificación.

Con un pequeño retraso se inició la Procesión. Una curiosa conjunción astronómica que no se producía desde 1954, permitió observar una magnífica Luna Llena que asomó sobre el castillo cuando arrancaba la Procesión, aportando una iluminación de lujo al paso de la imagen de la Patrona de Ibi, la Virgen de los Desamparados. Pero hacía auténtico frío y se notó menor presencia de público. Una vez más, los fenómenos meteorológicos se empeñaban en dejar su impronta en nuestras fiestas septembrinas.

Todo lo bueno se acaba y tras el colosal castillo de fuegos artificiales, los festeros nos retiramos a nuestros respectivos zocos para disfrutar de la última cena de hermandad y poner fin a unas fiestas que serán, sin duda alguna, inolvidables.

Antes de despedir a Fabiana, que el día 21 regresaba a Argentina, me dispuse a hacerle la pregunta “del millón”: De todo lo que has visto y oído ¿qué es lo que más te ha gustado? Ella, mujer poco habladora, me contestó que todo le había impresionado sobremanera, que nunca se hubiera imaginado que algo así podía suceder en la tierra de su bisabuelo y que no tenía palabras suficientes para agradecer al Ayuntamiento, a la Comisión y a todos nosotros la hospitalidad y que se le hubiera permitido vivir esta maravillosa experiencia.

Pero yo insistía en que destacase algo, algún detalle o acto concreto y, sorprendentemente, me dijo más o menos lo siguiente: “Si hay algo que se me ha quedado grabado por encima de todo, es la constante presencia de bandas de música tocando, desfilando calle arriba y calle abajo. Los trajes, las carrozas, los disparos, todo me ha fascinado, pero esa sensación de estar escuchando constantemente la música de los pasacalles no se me olvidará jamás”.

No deja de ser curioso, pues quizás la mayoría piensa que las Fiestas de Ibi destacan por sus Entradas, o por su Ofrenda, o por cualquier otro detalle de ostentación o grandilocuencia; sin embargo, para una forastera como Fabiana, después de quince días conviviendo con nosotros y metida de lleno en el ambiente festero, lo más llamativo fue esa parte de fiesta más informal que desarrollamos, casi inconscientemente, en la calle, sin apenas protocolo ni organización, subiendo y bajando, camino de la casa de las Abanderadas y Capitanes al Ayuntamiento, o de allí al zoco, casi como una rutina. Son muchas las reflexiones que se pueden hacer sobre ello, pero dejaremos que cada cual haga las propias.

Yo termino ésta mi segunda crónica, no sin antes reconocer el esfuerzo de todo el equipo de la Comisión de Fiestas en hacer frente al cúmulo de circunstancias de fuerza mayor que se presentaron sin avisar. Sólo me queda dar las gracias a todos los que me han aportado algún tipo de dato o información, lamentar no poder transcribir más ampliamente tantos y tantos detalles importantes, pedir disculpas por los posibles errores u olvidos, e insistir en que recibiré con agrado cualquier sugerencia en mi dirección de correo electrónico: basseta@gmail.com

José Vicente Verdú Gisbert

Cronista Oficial de Fiestas

 

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